El diablo, el diablo joven

A pesar de que era temprano ya estaba oscuro y muy frio, era invierno y Corestes lucia como pueblo fantasma, sin luz,(todavía no había luz en el pueblo) sin cristianos en la calle y aparte el viento aullaba, decía Doña Remedios “me llega el frio hasta la empuñadura”;    el restaurantillo que estaba al lado de casa de Don R estaba en las misma situación, vacío como  plato de perro callejero.

 Cuando entro el hijo de Don R al restaurant en la única mesa ocupada estaba Doña Castulita, la que cocinaba, atendía las mesas, cobraba, en fin era ella la multiusos a pesar de su edad avanzada, decía ella sobre si misma “ esta gallina no tiene ya plumas y apenas con dos o tres hervidas se cose pal caldo, por si alguien se anima”, estaba tomándose un café, mirando pasar el tiempo,  la vida y esperando algún cliente que nunca llegaba a esas horas;    buenas noches joven,   buenas noches Doña , ofrézcame un café porque afuera esta aliando la grulla y aparte parece que anda rondando el diablo en esa oscuridad,     no juegue con eso, nunca juegue con eso joven, y ruéguele a Dios que nunca se le aparezca el diablo, el mismísimo diablo,  déjeme le sirvo un café y platicamos.

Después de cerrar el negocio(la tienda) y  avisarle al velador que prendiera la planta de luz para tener luz en la casa y poder hablar por radio a las siete en punto de la tarde a Carral para checar los pendientes,   el hijo de Don R  fue al cuarto donde dormía a prender la chimenea, que antes era el cuarto de sus hermanas,  para que se calentara un poco ya que la temperatura estaba cerca de los cero grados,  por ahora él era el único habitante en la casa, Don R estaba en Carral cuidando su salud; hablo a Carral y  se preparó algo de cenar y  como el silencio era total encendió el radio en la WKY de Oklahoma donde tocaban buena música,  sono “don”t go breaking my heart de Elton jhon”, que le estaban haciendo mucha promoción y empezaba a pegar; termino de cenar y para no encerrarse desde esas horas en la soledad del cuarto, decidió, como lo hacía a veces,  salir a platicar un rato con doña Castulita, decía don Wencelao “ la soledad de uno es cabrona, pero es mas cabrona la de dos”

Aquí está su café joven, no le pregunto cómo le fue ahora, porque ya se ve muy vacía la tienda, espero que alguna noche de estas me platique porque la están cerrando, todo el pueblo se va a morir, aquí al restaurant ni los gatos se acercan ya, al rato lo voy a cerrar también,      decía don Eleazar “lo que se acabo, se acabo”,       pero bueno así es la vida, decía doña Castulita, ya ve yo también voy de salida, espero tener mi lugar junto al Eterno, o al menos cerca de el y Don R como esta ¿, ya también tiene edad como yo y se oye que anda malón,         pues si, trae varios achaques que lo andan molestando, esperamos que se recupere pronto, pero tiene que cuidarse, reposar y aquí ya ve que el frio no afloja,  comentaba el hijo de Don R         que bueno que viene a echarse la platicadita joven, no sabe lo que es la soledad, bueno a la mejor la siente ahora que anda solo, pero esta joven y tiene la vida por delante , pero ya de vieja es otra cosa, no tengo perro que me ladre, bueno ni ese pulgoso que está en la entrada me ladra, pero por algo el Eterno me tiene aquí todavía en la tierra y usted joven cree en Dios ¿  yo se que doña Ch tiene una fe inmensa y que Don R es creyente, aunque tenga sus pecados ha hecho buenas obras, pero usted ¿     claro que creo en Dios y en las noches pido por mí y por mis parientes, espero no estar lejos de sus designios, contesto el hijo de Don R     y en el diablo también cree ¿  porque entro bromeando del diablo,    si, si también creo que existe,      pos no lo dice muy convencido, pero déjeme lo cuento lo que le paso a Nepomuceno de San Gabriel,  que ya debe varias vidas, es un cabron  bien hecho, andaba hace bastantes años de juerga allá pa arriba, en la casa de las muchachas alegres , echando alcohol y relajo hasta que se les acabo el dinero y los corrieron, se fueron rumbo a San Gabriel a media noche y pasando el Camposanto(cementerio) vio una luz y empezó a oír que lo llamaban  y como no tenía el menor temor de Dios, menos del diablo, se acercó y ya cerquita vio una figura como de hombre pero con lumbre incandescente que le decía “ te voy a demostrar mi poder y si no te arrepientes te llevare al fuego eterno, muchos de los de aquí del Camposanto son mis huéspedes y diciendo eso  se le prendió en la espalda, el caballo relincho, lo tumbo, y salió despavorido, Nepomuceno quedo con la espalda en carne viva, peor que res herrada, la figura de fuego se alejo diciéndole “ ya tienes la prueba de un momento, tu sabes si la quieres pa toda la eternidad”,      como pudo llego a San Gabriel y ahí le pusieron muchos ungüentos pa quitarle lo quemado, duro buen tiempo en curarse pero de ahí pal real su vida cambio, se le quito lo cabron y lo sabandija, nadie lo creíamos;  aquí estuvo conmigo echando la plática y me enseño su espalda y joven créame,  que no había la menor duda ni en sus palabras ni en su espalda, yo la vi y dije “Dios me ampare”,  yo nunca he tenido la menor duda y a veces siento que ronda muy cerca, así que nada más me encomiendo al Eterno para salir bien librada.

Platicaron un rato más y ya cerca de las diez de la noche el hijo de Don R salió del restaurant a la oscuridad, al frio inclemente y al acecho del chamuco, llego rápidamente a la casa y se aseguró de cerrar bien todas las puertas, aun las del cuarto donde estaba, la chimenea estaba encendida el cuarto tibio y el único sonido era el de los leños ardiendo y en su mente empezó a dar vueltas la plática con doña Castulita, el diablo no estaba tan lejano como cuando los padrecitos hablaban de el, no era una figura mítica,  no era una posibilidad lejana, no era alguien a quien menospreciar, no era cosa de broma, no era algo que solo se escuchaba en los colegios católicos de monjas como un posible castigo si te portabas mal, ahí estaba un testimonio muy cercano y realista, una acción directa y palpable sobre un cristiano, un latigazo de fuego para sentar un precedente y un recordatorio a los demás de su existencia.

Para salir de estos pensamientos, encendió la radio  que estaba en la WKY de Oklahoma y el sonido de la música fue un alivio para uno de los interrogantes de su existencia, atizo la chimenea y se puso las piyamas,   en eso se oyó la voz del velador que tocaba la ventana y le decía      joven ya voy a apagar la planta,      su primer pensamiento fue  decirle no la apagues en toda la noche, digo para alejar a satanás, pero su voz contesto,  adelante Rafael, buenas noches       se metió a la cama y en eso la luz se apagó,     voltio la cara al cielo  y musito las oraciones sencillas que su madre le enseño pidiendo por el y por toda la familia,

Ya perdiendo la conciencia  quiso venir a su memoria una oración popular que decía   “ arredro vaya el demonio a mil leguas de aquí, que el dia de la candelaria ……………….