GOLFEANDO
La bola blanca rodo en forma recta y veloz y al final apenas con la fuerza suficiente cayo dentro del hoyo del Green Numero nueve, Don R exclamo “voiltelas con carbonato” y con esto el solo pre inauguraba el campo de golf que estaba acabando construir en esos días, en un ejido cercano a Corestes Pereira.
Don R era apasionado de diferentes deportes e impulsaba a que los demás también los practicaran, uno de los últimos deportes que empezó a practicar era el golf, deporte que decía Monseñor Schulemburg que era “ de humildes” porque para jugarlo había que agachar la cabeza.
Recordó cuando dio sus primeros golpes, digo bastonazos, en el club campestre de Tomez Palacios Turango, algunos años atrás; poco a poco le fue agarrando gusto y sabor, sobretodo porque estaba en contacto con la naturaleza, había que caminar y no implicaba esfuerzo físico grande, pero como decía Don Anastasio “ cada cual tiene lo suyo y pos este también”, ya avecindada la familia en Carral Tihuahua, lo empezó a practicar con singular religiosidad sábados por la tarde y domingos por la mañana y como habilidad tenia, pos rápido destaco.
Estando toda la semana en Corestes, solo tenia oportunidad de jugar golf el fin de semana en Carral, pero si aquí en Corestes lo que sobra es terreno, pensó, porque no hacer un campito aquí tengo el bulldozer(tractor para nivelar el terreno) y gente, además no tengo que ir a Carral el fin de semana a ver a la familia, lo pasamos todos junto y también sirve que algunos de por aquí no empinen tanto el codo con la cerveza, decía Don Gudencio “que tanto es tantito, namas pa darle al cuerpo un gusto”
Lo primero que hizo fue localizar los terrenos donde se podría construir el campo, y no batallo mucho porque por el rumbo del “Campo Santo”(cementerio) había mucho terreno que no se podía usar para siembra porque era lomerío(lomas) , estaba lejos del rio y el terreno tenía sus diferentes contrastes, partes planas, partes altas, bastantes encinos, poco ganado en pastoreo; así que no le busco mas y fue a platicar con el comisario ejidal.(persona responsable de administrar las parcelas del ejido).
Buenos días Don Nicandro, buenos días Don R, en que le podemos servir, pues aquí con algunas ideas para hacer deporte y ejercicio, yo practico un juego que se llama Golf , consiste en pegarle a una pelota con un bastón y meterla en un hoyo que se encuentra a gran distancia, el que haga menos puntos es el que gana, en total son nueve hoyos, así que se requiere bastante terreno para este jueguito, yo estoy pensando en hacer un campo de golf aquí en Corestes, para jugar los fines de semana y que toda la gente que quiera jugar lo pueda hacer sin gastar, además sirve para que no le entren muy duro a la cerveza, aparte que ocuparíamos varias gentes para su construcción; Vi los terrenos que están mas allá y arriba del “Camposanto” y creo que esos pueden servir, esa es la idea Don Nicandro y cuando el ejido requiera esos terrenos, inmediatamente los desocupo, pues que gustito de andar tras una pelotita dándole chingadazos con un palo a ver a que horas caí en el agujero, pero si sirve pa que nuestra gente algo se distraiga, y algunos tengan chamba, pos ta gueno, la semana entrante tenemos asamblea ejidal y ahí les planteo su propuesta, búsqueme en una semana Don R para darle respuesta.
Don R termino esta breve reunión, se subió a su carro y se enfilo hacia el futuro campo de golf, salió de Corestes, kilómetros adelante paso por el “Camposanto”, se persigno por respeto a los difuntos y porque ahí estaban enterrados sus padres y dos kilómetros mas adelante se salió del camino y se estaciono junto a la cerca de púas que marcaba el límite de esos terrenos.
Desde que se agacho para cruzar la cerca de púas ya iba pensando en el diseño del campo; que tuviera hoyos con distancia corta, con distancia media y con distancia larga, que tuvieran dificultad también media y difícil, que los arroyos y encinos ayudaran a hacer el recorrido más interesante; empezó a caminar, subió la primera loma para tener una vista mejor, ahí tomo un respiro y visualizo los primeros hoyos, se siguió adentrando en el terreno, subió a la loma siguiente que era la mas alta, desde ahí se dominaba todo el panorama y después de un rato de estar volteando en todas las direcciones sonrió y se dijo “creo que si se va a poder ” aunque tengo que hacer unos doce hoyos en total para que a la hora de jugar la segunda vuelta(una vuelta son 9 hoyos) no fuera la misma que la primera.
Ya con el acuerdo del comisario ejidal, sin muchos planos de por medio, sino mas bien por instrucción directa, se inicio la construcción del campo de golf, aprovechando bien las lomas existentes, porque el campo de Carral era todo en un solo plano, Decía Don Crisoforo “ muy aplanao”; el bulldozer no trabajaba mucho, más que para delimitar las calles o fairways(camino de un hoyo a otro) para que el campo fuera lo más natural posible, se consiguió la grava necesaria para los “greens”(area donde se encuentra el hoyo) y aquello empezó a tomar forma, respetando siempre todos los encinos y demás arbustos existentes y respetando no acercarse al “Campo Santo” por aquello de que los santos difuntos se fueran a molestar, decía Don Eusebio, “muerto en paz, vivo celebrando, muerto inquieto, vivo peligrando”.
Al finalizar el hoyo número nueve, había una área con muchos encinos que daban buena sombra la cual se aprovecho para construir un tejaban grande de madera y laminas a manera de “casa club” para que al finalizar de jugar todos los cristianos pudieran descansar y tomarse alguna bebida refrescante o el alipuz correspondiente; Don R era distribuidor de la cerveza “Cruz Blanca” , así que mesas y sillas no faltaban para este propósito.
Cuando Don R jugaba en Carral siempre tenía como Caddie(persona que carga la bolsa de palos) a “Palillo” que era un joven flaco y moreno, decía Don Alcibiades, “como la carne seca” el cual era muy buen golfista, tenía un swing fabuloso(movimiento para pegarle a la pelota) y le hacía buenas observaciones a Don R de distancias o como jugar en ciertos casos , así que dada esta relación, Don R le propuso a “Palillo” que se fuera a Corestes a encargarse del campo de golf, pero sobretodo a enseñar a los futuros prospectos como jugar este nuevo deporte que no era nada conocido por esas tierras; Palillo no lo pensó dos veces y pronto estuvo en Corestes pisando el campo de golf; Nada mas dio el primer recorrido y le comento a Don R “ está mucho mejor que el campo de Carral, más bonito y mas difícil, aquí varios vamos a pujar para dar el “par de campo” (numero de golpes determinado para los nueve hoyos), pero nos echamos el trompo a la uña.
Se compraron varios equipos para que los usaran los futuros golfistas de Corestes y se coloco la grava en los greens, Don R daba vueltas jugando con Palillo para ir afinando los detalles de todo el campo hasta que ya sintió que el campo estaba prácticamente terminado ; Uno de esos días lo acompaño Doña Ch a conocer el campo terminado, no a jugar, y obviamente también le gusto, sobretodo el área donde estaba la casa club, donde se sentó tranquila, serena, admirando los grandes y viejos encinos que abundaban en esa área y le daban un toque especial, decía Doña Meche “ se siente la paz de Dios”.
Por supuesto también los hijos de Don R también le sabían a este deporte y estuvieron jugando para probar el campo, en una de esa pruebas uno de ellos andaba buscando su bola para dar el siguiente tiro hasta que la encontró, se agacho para tomar la pelota y cuando ya casi la tenia en sus manos, brinco para atrás como con resorte y exclamo “ah cabron” porque justo pegado a la bola estaba una víbora de cascabel grande y ya en forma de “S”(dispuesta a atacar), se acerco el otro hermano y entre los dos con los bastones retiraron la bola para seguir jugando y dejaron a la víbora en paz, decía Don Nestor “vive y deja vivir” (y eso que no era ecologista).
Había un hoyo que sobretodo le gustaba a Don R, estaba en forma de “V”, empezaba en lo alto de una loma, descendía hasta el plano donde estaba un arroyo y después ascendía hasta lo alto de la loma que estaba enfrente, de hecho eran las lomas más altas del campo, tenía su grado alto de dificultad porque había que calcular bien las distancias y no caer en el arroyo, aparte la distancia a recorrer era mucha, la mitad de bajada y la mitad de subida, y también había que calcular bien la distancia para no pasarse del hoyo y cometer falta; aparte de las dificultades técnicas, este hoyo brindaba una panorámica bellísima, no nada más del campo, sino de toda el área, se veía el camino que llevaba a Tilla Ocampo, se veía el rio Clorido serpenteando en su recorrido y se veía todo la zona maicera aledaña al rio con el mismo serpenteo, con un verde intenso del maíz en crecimiento que contrastaba con el brillo del agua sobre todo al empezar a caer la tarde.
Ya con el campo listo, Don R invito a todos los golfistas de Carral y del Oro para que el siguiente domingo vinieran a Corestes a jugar e inaugurar el campo, y la respuesta no se hizo esperar, “ ahí estaremos para acompañarlo”, contestaron varios golfistas; La travesía para llegar a Corestes era saliendo de Carral hacia Turango por carretera, 50 kilometros, y en los Charcos tomar el camino vecinal a Corestes, 25 kilometros aprox; previamente Don R había mandado darle una mano de gato a dicho camino para que no tuvieran problemas los compañeros golfistas con sus carros, además no era época de lluvias, el rio Clorido traía poco agua, así que prácticamente era un día de campo donde jugarían golf, comerían y beberían gratis y por la tarde retornarían a su casa, decía Don Artemio “ a quien le dan cariño que muerda”
CONTINUARA ……