Azucar pal cafe

 

Decía don Canuto cuando su mujer le servía café y le preguntaba si quería azúcar                                   “ namas tantita pa acabar de  endulzarme la vida, porque contigo a mi lado no se necesita mucha” es mas decía  “ namas mete tu dedo al café” 

Don R estaba en la capital de la republica, en la UNPASA(unión nacional de productores de azúcar, organismo que manejaba la azúcar a nivel nacional) ya que su negocio estaba creciendo mucho y requería de tener más azúcar para distribuir en toda la región; pero para eso los tramites eran interminables  y aparte había que dejar una garantía para cubrir o garantizar el monto de la azúcar que la UNPASA daba en custodia al negocio respectivo, así que Don R tuvo que ir con un notario e hipotecar su casa para este fin,     Bueno, parece que ya vamos acabando con los tramites, comentaba el  empleado,   pero falta lo principal, como nos va a garantizar todas esas toneladas de azúcar ¿    decía Don Evodio “aquí hay lodo suficiente pa que te atasques marrano”   pues les traje una hipoteca notariada de mi casa, a ver si es suficiente ¿   comento Don R     veamos, veamos,  oiga, oiga,  creo que va a ser más que suficiente, ya con esto se completa el expediente, déjeme se lo pase al jefe del área  para que lo revise y pase usted a firmar el convenio,    comento el  empleado .

Al final de ese viacrucis salió de la UNPASA con la autorización para manejar una cantidad más que considerable de azúcar, le digo Don F a Don R , que ya tenia tiempo viviendo en México para mover y agilizar todo lo relativo al negocio de la madera,    a estos nada mas les falto pedirte el acta de bautizo, pero bueno ya lograste el propósito de tu viaje a esta capital; ahora vamos a comer porque ya es muy tarde y andas hambreando al muchacho este, después pasamos cerca del Zócalo a recoger unos papeles y en la noche los llevo al teatro de Revista a ver una comedia con Emilio Brillas y algunas actrices de moda que son el atractivo visual en estos casos      decía Don Zenaido  “ ya quisiera que una chiva de esas me diera un tope”.

Días después en Corestes, Don R empezó a checar donde iba a almacenar la cantidad considerable de azúcar que le llegaría próximamente; las bodegas en frente de la estación de ferrocarril que era una parte donde en una crecida fuerte del rio era muy remoto que el agua llegara hasta allá, estaban ocupadas con las cosechas del maíz que ese año habían sido muy buenas, así que quedaban las bodegas que estaban pegadas a su casa, era una zona un poco más baja pero servían por lo pronto para dicho propósito;  les dio instrucciones a sus gentes que acondicionaran bien esas bodegas y que pusieran tablones en el piso para que los sacos de azúcar no tuvieran contacto directo con la humedad; las bodegas quedaron listas pero a Don R le quedo la espinita del riesgo de una inundación grande,  que hasta esos años el rio no había subido tan arriba en Corestes  decía Don Ultiminio “ uno nunca sabe, namas El Eterno es el único que sabe”.

Un buen día llego el tren y ahí venían varios carros llenos de sacos de azúcar; el tren hizo varias maniobras hasta que dejo dichos carros en una vía secundaria para que se pudieran descargar posteriormente  de acuerdo a las necesidades del cliente; Don Martin el jefe de la estación del ferrocarril fue a buscar a Don R y le comento “ ya tenemos más azúcar pal café y pa las galletas y pal pastel, hasta para las moscas;  Bucho, un habitante de Corestes que tenía varios tornillos de menos iba pasando por ahí en ese momento, escucho parte de la conversación y después repetía en sus caminatas “azúcar pal café, azúcar pal café, azúcar pal café”, la raza para burlarse de el  le decía   cual café? Y él les contestaba  “el que me esta preparando tu hermana”,  estoy medio tonto pero no pendejo, se reía y continuaba su camino.

Se llevó varios días para trasladar la azúcar del ferrocarril a las bodegas, lo primero era sacar los sacos de azúcar del carro a un camión y para esto los trabajadores jalaban en pareja para la maniobra; tomaban el saco de las puntas (un trabajador en cada extremo), levantaban el saco  un poco del piso,  lo empezaban a balancear de un lado para el otro,  de repente lo balanceaban alto y a la vez uno de los trabajadores en el extremo se daba la vuelta rápido y metía su hombro derecho para que el saco le cayera ahí, ya con el saco en el hombro caminaba y lo depositaba en el camión; una vez que el camión se llenaba, lo llevaban hasta la bodega y ahí hacían las mismas maniobras para acomodar los sacos en la bodega.

Los hijos de Don R andaban también en la maniobra, los sacos pesaban 50 kilos cada uno, así que no era poco peso pero tampoco demasiado; era trabajo y diversión ya que los trabajadores eran raza y se la pasaban diciendo “mamada y media” (vacilando)y jugando competencias a ver quién podía cargar más sacos y apostando la comidita para que valiera la pena,  decía Don Anton  “ échenle carga al burro esta flaco pero tiene las patas fuertes”,  en una ocasión Ubaldo cargo cinco sacos o sea doscientos cincuenta kilos, se pandeaba pero no se vencía, gano la comidita y varias cervecitas;    a estos cabroncitos échales costales también pa que se hagan hombrecitos y si no pueden les ponemos faldita de una vez, le decía Juan a Nico sobre los hijos de Don R,  quieren andar aquí, que se chingen también, que coman con hambre y seguía el trabajo, y el vacilón.

Las bodegas ya llenas se veían imponentes, pilas de sacos de azúcar estibados  hasta cuatro metros de altura, por cinco metros de ancho por 10 metros de largo, un mundo de azúcar, los hijos y sobrinos de Don R se trepaban hasta arriba, se echaban maromas, en fin, que juegos mecánicos, ni que juegos, la pura sana diversión.

Con las ventas, sacos salían y mas sacos  llegaban a rellenar las bodegas, paso el tiempo, llego abril  y mayo y las aguas estuvieron muy escasas , decía Don Rogelio “  ni pal perro”   llego el verano y las aguas  esperadas y ansiadas por la tierra sedienta y necesitada de humedad para acelerar las cosechas del frijol y del maíz fueron escasas; había muchas oraciones y muchas novenas al Eterno pero como que necesitaban más fervor porque el agua no llegaba, no llegaba y solo llego a cuentagotas;  las cosechas que se levantaron  estuvieron  muy magras, muy ralitas, decía Don Anton  ” namas tantito pa la comida de los animales, tantito pal buñuelo de navidad y tantito pa iniciar la siembra del año entrante”. Así que la navidad en Corestes estuvo igual de magra, igual de tirante, eso sí rezos no faltaron al Niño Jesús para que echara la mano  pa que el año entrante la cosa estuviera mejor, de cualquier manera, fiel a su costumbre, Don R organizo como todos los años el reparto de juguetes, dulces y ropa a gente que acudía de toda la región a la cancha de tenis  para tal efecto, “pa que no se fueran en blanco” decía Don Ruperto.

Empezó el año,  empezó la actividad y con el  las esperanzas nuevas de cada inicio de año;  se empezaron a acercar con Don R los ejidatarios(personas que sembraban en los ejidos) a solicitarle crédito en especie(semillas) o en herramientas para poder iniciar el ciclo agrícola de ese año;     pos aquí vengo Don R  como todos los años a solicitar su apoyo pa iniciar el trabajo en la labor(tierra) ya ve que este año parece que va  a estar llovedor y si el Eterno nos echa una manita pos saldremos adelante      pues si Don Arnulfo pero todavía tenemos pendiente la cuenta del año pasado y no es poca cosa, necesito que le de una rebajadita a la cuenta para poder darle crédito este año,     pero Don R de donde saco pal abono, el año pasado estuvo de la chingada, no hubo ni pa los pinches buñuelos, pero ya sabe que soy de palabra y como sea le pagare, por esta santa cruz,( y se besaba la mano echa cruz) además nunca le he quedado mal y ya llevamos muchos años en esto, Usted sabe que soy de fiar,    bueno voy a confiar en usted, pero no me vaya a quedar mal porque yo también me emproblemo más; voy a pasar esta carta autorización a mi gente y ya desde mañana puede empezar a sacar lo que necesite,     Gracias Don R por confiar en mí, mi familia y el Eterno lo recompensaran ; y así seguía la procesión de ejidatarios solicitando el apoyo de  Don R para el inicio del ansiado ciclo agrícola y para el inicio de la esperanza  a la  continuación de  la existencia misma,  Decía Don Ezequiel “ hay que creer en uno sino  pos quien”.

Don R era hombre de negocios pero con cada ejidatario que atendía su mente volvía al pasado, cuando andaba en esas situaciones, por eso su corazón se le movía aunque la razón le decía otra cosa; su mente divagaba a aquellos tiempos   “ a querer y no se enseñó a caminar y rapidito,  viéndole la cola a los bueyes y oyéndose la frase “arre bueyes cabrones “,  se enseñó a comer  poco y rápido a la magra sombra de un escuálido huizache, se enseñó a obedecer sin chistar dado el peligro cercano del látigo con el que fustigaban a los bueyes, se enseñó a aguantar el rey sol que amaneciendo acariciaba pero después arañaba, se enseñó  a levantarse “oscuro y de madrugada pa ganar tiempo Mijo” , se enseñó a tener jornadas largas de trabajo y poco descanso y  se enseñó a bendecir a su madre por las tortillas adicionales que le echaba en su morral a escondidas; Empezó  a conocer,  admirar y a guiarse por  las estrellas del vasto firmamento, Mijo  acuérdese bien siempre donde está la estrella polar porque pa ya queda la labor y empezó a gustar de las puestas de sol ya de regreso de un día larguísimo de faena diaria, por los colores naranjas y rojos que tornasoleaban al ocultarse en las montañas y porque Mama Lala lo esperaba con comida calientita y no muchas caricias “pa que se haga machito” decía su padre Usac.

Se iniciaron las siembras, y empezó el transitar al amanecer de hombres, animales, un que otro perro acompañante y sus  fierros con destino a sus labores(tierras de siembra) de temporal ; antes de que el Eterno amaneciera, recordaban(despertaban) se vestían, preparaban su café con azúcar, por supuesto, pa acabar de despertar, le daban de comer a los animales, les ponían los aparejos necesarios, los cargaban, entraban a la cocina a recoger las gorditas que para ya entonces la mujer les había preparado y con la bendición de esta,  al empezar a clarear un poco el horizonte por el este, salían a luchar por la vida, por su vida y la de su familia, decía Don Natividad “ hay que buscar la gorda, porque sola no va a llegar”.

Y decía Don Gudencio “la tierra es de quien la trabaja” y efectivamente había que trabajar muy intensamente y amorosamente dicha tierra,  para que igualmente respondiera con gran fecundidad convertida en maíz, en bienestar, en presente y en futuro; y para eso había que chingarse muy parejo todos los días, aquí si de sol sale a sol se mete, de frio machín a calor abrasador, de oraciones al Eterno a maldiciones al chamuco; había que barbechar, que rastrear, que nivelar, que surcar, que sembrar y mucho que orar también para que las lluvias llegaran en su momento y en las cantidades requeridas ya que la mayor parte de lo sembrado era de temporal(lluvia)  no de riego, y que no granizara muy duro, y que no hubiera plagas  y que no helara muy pronto, y seguían las peticiones hasta que el Eterno decía “ ya déjenme tantito, tengo más gentes que cuidar también”.

En marzo empezaron a caer las primeras lluvias y con ellas todas las esperanzas de Corestes se encendieron al igual que las veladoras a la virgen del Rosario para que la lluvia continuara; llego abril y las lluvias continuaron y continuaron creciendo las bienaventuranzas a la virgen, Don R comentaba “ agua en abril, mazorcas de a mil, agua en mayo, ni para un caballo” ;  al estar contento por lo bien que pintaba el año, se acordó del año pasado cuando le llego la espinita de una inundación de verdad grande y sin pensarlo dos veces, le ordeno a su gente,  hay que aprovechar que las bodegas de arriba están vacías para traer de las bodegas de abajo toda la azúcar antes de que otra cosa ocurra; y otra vez toda la raza a meterse a la maniobra de cargar, subir al camión, descargar y acomodar en las otras bodegas las toneladas de azúcar;  al fin quedo la tarea terminada y Don R se quedó más tranquilo y comento al menos sin azúcar para el café no nos quedamos.

Llego el verano muy llovedor, como muchos otros, porque también los había muy secos que crujían alma y tierra a la vez, como el año pasado, pero este año había comenzado a llover desde marzo y todo mundo muy contento porque habían sembrado temprano y con la tierra muy húmeda, con esa humedad que hace que la semilla reviente, brote y empiece a crecer.

Ya para agosto y con lluvias continuas la tierra estaba saturada, y el río Clorido y los arroyos  cargaban agua en forma continua aunque nada que fuera peligroso; Pero esa semana había empezado a llover con más intensidad, las mañanas eran de sol aunque no muy brillante y las tardes de nublado y lluvias intensas y el río empezó a cargar más agua que la normal y a subir su nivel.

Corestes Pereyra tenía dos ejes que prácticamente marcaban su vida en forma continua, una era la vía del tren, cuyo punto terminal era Corestes y punto de inicio era la Ciudad de Carral, atravesando otra pequeña ciudad llamada Santa Carbara, y el otro eje por supuesto que era el rio, que “venia de Arriba” decía Don Nicanor y terminaba por unirse en algún punto al río Cazas que atravesaba  la Ciudad de Correon, Toahuila.

Corestes estaba pegado totalmente al río por un lado  y  el punto medio de ese eje era atravesado por la vía del tren que iniciaba su entrada al pueblo por “El puente” que era otro componente muy importante en la vida de todos.

El puente estaba construido “con toda la mano”, como decía Don R, incluidas vigas de acero que hacían como especie de marco y techo al tren y le daban una gran sensación de solidez y seguridad, aun con el lecho del río muchos metros abajo.

El puente cumplía diversas funciones, la principal para el paso del tren, pero también cuando el río crecía,  para el paso de gente y animales que iban a la siembra de sus tierras, para personas que dejaban sus trocas de aquel lado del río, para paseos dominicales y hasta pa echar novia por las tardes, o para amores fugaces por las noches, decía Don Leandro “ nomas no le pregunten al puente porque me divorcian”

El puente tenía del lecho del río hacia arriba una escala métrica que servía para checar como  iba subiendo el nivel del agua y llegando a cierto punto en dicha escala había que mejor desocupar las casas dado el peligro que el río se metiera al pueblo como ocasionalmente lo hacia cada año llovedor y barría a su paso con todo.

Para complicar las cosas un poco más, paralelo a la vía del tren, bajaba de las montañas un arroyo mediano que desembocaba en forma perpendicular a dicho río y si su caudal era grande y con velocidad,” bronco”, como decía Don Artemio, pues prácticamente aventaba el río al pueblo, con las consecuencias ya comentadas.

Ese martes había llovido desde la mañana y se veía más oscuro el cielo río arriba,

“ alla pa arriba se mira el nuberio muy tupido,  así que más tarde el rio se va a cargar y las aguas se van a poner muy broncas” le comentaba Don Hipolito a Don R.

Por la tarde Don R seguía con la preocupación del río y fue con uno de sus hijos al puente a echarle un ojo al nivel del agua, se bajaron de la troca subieron a la vía, caminaron varios metros y llegaron al centro del puente donde podían observar hasta donde llegaba el agua en la escala, la cual ya mostraba signos preocupantes.

“Papa el río esta zumbando  y ya se están formando burros”, le decía su hijo a Don R,  si, es por que trae más agua y viene con  velocidad, le contestaba Don R para no asustarlo, pero pensó para si mismo, el agua viene enchocolatada, hoy o mañana el río nos da un susto, volteo a ver al arroyo también para checarlo, pero este no traía mayor caudal, de regreso al negocio, le dijo a Ceófilo, alista las tablas y el cemento y déjalas en el porche de la casa por si las necesitamos a la noche.

Las tablas estaban cortadas a la medida exacta de las puertas y dado el momento que el agua amenazaba entrar a la casa, se colocaban dos tablas a lo ancho,  con tres centímetros de separación y se empezaba a verter cemento en medio para que fuera fraguando conforme el agua trataba de meterse, este método era muy socorrido y eficaz y ayudaba a que la casa no acabara inundada, claro, si el agua no rebasaba los tres pares de tablas que se podían poner, si así fuera, “habría que correr pal cerro y rezarle al Eterno para que se apiadara de tu alma pecadora”, decía Doña Jesusita.

La señal era dos balazos, tiempo, dos balazos, tiempo, dos balazos

La noche fue de tenso descanso, lluviosa, pero no se oyeron los esperados balazos, Don R se despertó temprano como era su costumbre, se preparo un café y  en lugar de ir a la huerta a traer fruta fresca y lozana con el rocío bendito matinal fue al puente a revisar el nivel que ya traía una raya más arriba,” malo el cuento”, pensó.

A medio día empezó a llover de nuevo y ya se veía río arriba el cielo muy encapotado y arroyo arriba el nuberio negro y encrespado.

Como a las cinco de la tarde,  Don R y su hijo fueron al puente a checar el nivel y ya tenia tres rayas más arriba, Papa el río ruge ahora y trae burrotes y mira el arroyo ya esta creciendo, Don R pensó para si mismo, no ruge, sino brama y montañas arriba de donde venia el arroyo vio tan negro que dijo, eso es una tromba.

Se regresaron al negocio y le dio instrucciones a los empleados que prepararan tablas y cemento para las bodegas y que los vehículos no los dejaran en las bodegas que estaban en una zona baja, al velador se le dijo que estuviera muy atento y que vigilara sobretodo el nivel del rio.

Como todas las noches, a las diez se apago la plantita de diesel que generaba luz para la casa y negocios de Don R, y este  disponiéndose a dormir le dijo a Doña Ch. trata de dormir porque a la mejor al rato nos levantan.

Don R que estaba dizque durmiendo al primer balazo cobro conciencia, ya que en esas ocasiones dormía “ como búho”, con los ojos abiertos, escucho el resto de los balazos y movió levemente a Doña Ch  y le dijo vamos a levantarnos que ya viene el río, Doña Ch despertó, suspiro y pensó para sus adentros, otra vez el agua.

Una vez ya despiertos por los balazos, despertaron a sus hijos, se vistieron con  rapidez y Don R fue a la puerta de la casa a recibir del velador y empleados noticias del avance del río el cual no fue nada positivo,” Ahora si viene grande Don R  y además el arroyo viene muy crecido y esta metiendo al río al pueblo desde mas arriba”, al oír esto de Juan un velador que ya tenía años y experiencia en venidas del río, don R pensó, “malo el cuento”

Ya en las bodegas de abajo de nada sirve poner las tablas, decía el velador, en eso se oyeron más balazos que indicaban que alguien necesitaba ayuda, Don R le dijo que fueran a ver mientras la familia se acababa de alistar y el colocaba las primeras tablas en una de las puertas que daban a un porche que estaba junto a una sequia que iba repleta de agua y ya arrastraba algo de basura y a otra puerta donde estaba un radio de comunicación regional, Doña Ch le comento, el río se oye muy cerca, aunque no se veía nada, solo lo que podían alumbrar las escuálidas lámparas de mano.

El velador regreso y comento que apenas habían podido sacar al jefe de  estación del ferrocarril y a su esposa mediante sogas de la casa que estaba media cuadra hacia abajo, y que la señora Amalia no dejaba de invocar “la benevolencia de  todos los santos”.

 

Don R rápido vio que las tablas no iban a servir de mucho porque el agua estaba subiendo muy rápido y porque también  la calle enfrente de la casa empezó a cargar agua, así que había que estar listo para salir en cualquier momento.

Doña Ch que no hablaba mucho en estos casos le dijo ¡R creo que mejor nos salimos y que Santa Rita nos proteja a nosotros y a  nuestra casa, y así lo hicieron, se fueron al negocio de Don R que estaba enfrente de la casa al otro lado de la calle, pero con mayor nivel respecto a la calle.

Ya en el local del negocio, pero con las puertas abiertas empezaron a ser espectadores del avance de la fuerza de la  madre naturaleza transformada en río, ya llovía muy poco pero el río seguía subiendo y se empezó a oír el ruido de cosas arrastradas y que se golpeaban y al rato el ruido de algo que se derrumbaba, y al rato mas ruidos de derrumbes y mas ruidos de derrumbes y sin ver nada,  solo la oscuridad, la oscuridad absoluta y la impotencia inmensa.

El agua alcanzo a llegar hasta  los escalones del negocio de Don R y después empezó a descender muy lentamente su nivel, y ya para el amanecer estaba al nivel de las bodegas de la parte baja. Don R y su familia entraron a la casa que ya casi no tenía nada de agua, aunque parecía que uno o dos cuartos se habían cuarteado y asentado, Doña Ch le dio las gracias a Santa Rita y Don R dijo vamos a echar un vistazo a todas las bodegas.

Ya con la claridad del día el panorama era muy desalentador, las bodegas de la parte baja que pertenecían al negocio de Don R  y otras propiedades estaban totalmente derrumbadas, el agua todavía arrastraba todo tipo de mercancías y tanques de gasolina que estaban almacenados en esas bodegas, sobraban ya los curiosos y uno que otro pepenador y un olor nauseabundo estaba empezando a crecer.

Don R y Doña CH estaban mirando perplejos este panorama y Don R se lamentaba de lo que había pasado y de porque había vuelto a construir esas bodegas en ese mismo lugar, aunque por iluminación divina o presentimiento, la azúcar,  mercancía valiosa meses atrás la había puesto en otras bodegas, pero de cualquier manera  seguía lamentando las perdidas inmensas, Doña Ch que escuchaba sus lamentaciones haciendo referencia a sus conocimientos bíblicos le comento;

R, no te mortifiques , más se perdió en el diluvio, y Don R voltio a verla lentamente  y sin exaltarse le contesto,  si, pero lo del diluvio no era mío, pero al menos todos estamos bien y tendremos azúcar pal café.

Dias finales, el feretro

Tihuahua estaba hecha paleta esos días anteriores al fin de año, el frio estaba machín, se colaba por cualquier resquicio o hendidura, decía doña Ester “hasta el alma traigo fría”,   en el hospital Don R estaba en al área de cuidados intensivos y había que velarlo día y noche pues el fin se avizoraba no muy lejano.

El hospital grande, viejo y con aéreas frías no era lo más acogedor, aunque eran días de alegría cristiana y fiesta por el próximo año nuevo, en esos días flotaba inmensa tristeza en la familia, pero como decía don Efren “ con esa cobija nos tenemos que tapar”,  medicamente no había mucho que hacer, ya la naturaleza estaba cobrando lo suyo, Don R ya tenía sus  años bien cumplidos y bien vividos,  los días los pasaba casi en la inconsciencia y la insuficiencia respiratoria, así que el tanque de oxígeno jalaba sin parar para dar ayuda a unos pulmones prácticamente exhaustos y que de un momento a otro podían dejar de trabajar.

Ante el hecho inminente e  inexorable  de la muerte de Don R Había que tomar las medidas  requeridas para darle cristiana sepultura y eso implicaba entre otras cosas  el comprar una caja para su velación y posterior sepultura, así que los hijos de Don R iniciaron este proceso con pies de plomo, sin querer hacerlo, con el freno puesto para no avanzar, porque había que aceptar el hecho ya inevitable de la muerte, una cosa era tener a Don R enfermo o grave y otra cosa era tener a Don R ya muerto,   decía don Tarcisio “ no son mamadas, la muerte es la muerte”, aunque querían que su padre ya descansara, que ya no sufriera más,  querían seguir  teniendo a su padre vivo, siempre la vida, nunca la muerte, aunque así  sea ciclo natural de la vida, una cosa era razonarlo y otra cosa era sentirlo, el ya no tengo “papa”, pesaba mucho, porque aparte Doña Ch se había adelantado corto tiempo atrás en reunirse con el Eterno, así  que el sentimiento de soledad y desamparo era mayor, “ya no tengo papa ni mama” se oía muy fuerte y se sentía “pior”,  a pesar de ser todos adultos y con hijos, pero bueno había que cumplir con estos deberes.

En su momento y en su tiempo Doña Ch ya sabiendo de su próximo fin escogió el ataúd en el que deseaba  que la enterraran, escogió su mortaja, por así decirlo, y así decía ella “matrimonio y mortaja del cielo baja”, pero Don R no le entro al tema ese, así que a  los hijos les toco esa  singular y nada agradable tarea;    se trasladaron a la funeraria callados, meditabundos, con la muerte rondando,        Buenos y fríos días, en que les podemos servir caballeros    les dijo el gerente de la funeraria       Pues requerimos de sus servicios para nuestro padre        contestaron los hijos de Don R         Lo que yo les diga no los consolara, pero de cualquier manera, estamos con Ustedes,           pasen por favor para acá para que elijan  el féretro más apropiada para su señor padre,     y diciendo eso los llevo a una sala de exhibición donde había un sin número de féretros y comento     tómense su tiempo y cualquier duda que tengan estoy a sus órdenes      los hijos de Don R empezaron  a recorrer lentamente con la mirada todos los féretros y luego se voltearon  a mirar entre sí como diciendo y ahora que ¿  como se escoge un ataúd para un padre ¿  lo económico no era relevante, entonces como decidir,  que habría que tomar en cuenta ¿ donde estaba un manual que ayudara a tomar esa decisión ¿   volvieron la mirada a los féretros y dieron unos pasos lentamente hacia dentro del salón para verlos más de cerca, para sentirlos más de cerca, para encontrar una respuesta  de cuál sería el féretro que mejor acogería el cuerpo de su padre, casi esperaban que el féretro los escogiera a ellos,  decía don Alcibíades     “si no saben lo que quieren, pos que chingaos buscan entonces”, uno veía un féretro y le decía al otro hermano    este     y el hermano le contestaba      puede ser     y luego el otro hermano le decía    este     y el hermano le contestaba     puede ser    y seguían viendo otros féretros para  ver cual les latía que podría ser el que más se acoplaba a la personalidad de su padre, cuál sería el que mejor resguardaría sus restos mortales hasta la eternidad, cuál sería el que mejor resistiría el embate del padre tiempo, cual le daría el ansiado reposo a su enfermo cuerpo,     después de un buen rato y sin establecer argumentos muy claros al fin llegaron a una decisión.

Le hablaron al gerente y le comunicaron su decisión y este conocedor de su negocio les comento         no fue fácil verdad ¿    nadie quiere cortar el cordón umbilical con su madre o con su padre, el escoger ese féretro representa el corte final de esa unión física de toda una vida corta o larga con los padres de uno, les repito,  lo que yo les diga no los consolara mucho, pero ya han dado un paso decisivo , en su momento y llegado el momento me llaman para seguir adelante con este proceso, y si son católicos y les sirve de consuelo,  van a tener allá arriba alguien que los siga cuidando.

Salieron los hermanos de la funeraria  rumbo al hospital, el frio seguía intenso, pero era más intenso el sentimiento de soledad, de desamparo,  aunque Don R todavía estaba luchando contra la catrina(muerte) que seguía terca con su inusual trabajo de llevarse su alma en su morral;    cada uno en silencio recordaba muchos momentos pasados con Don R, recordaban la película de su vida, los ejemplos muy claros a seguir que dejaba, como decía doña Castulita tenía sus pecados pero había hecho muchas obras buenas, el balance era muy positivo, el Eterno no tendría ninguna duda en admitirlo en su reino.

Llegaron al hospital y un hermano le dijo al otro,” vamos,  vamos”  Don R todavía no se muere, todavía huele a puro.

 

CONTINUARA

 

Ceremonia del pesaje

Decía  Don Nicanor “ no le ha faltado pastura, lo que pasa es que el caballo es flaco”, era verano, época de vacaciones escolares, así que la pipiolera(familia) estaba en casa y por supuesto estaban en Corestes Pereira, época intensa de llenar el alma de valores y también el cuerpecito .

En Carral, Don  R se había pasado parte de la mañana y ya algo de la tarde y no había vendido nada de sandias, la revolución había estallado hace un año así que había escases de centavos y muchas otras cosas,    ya una tripa andaba pellizcando a la otra y  no le quedo otra que entrarle a unas rebanadas, aunque ya sabía que  su mama le iba a pedir cuentas, pero el hambre estaba cabrona, en esos pensamientos estaba Don R cuando oyó la voz de su hijo que lo trajo  al momento presente y que le decía       están muy buenos estos elotes tatemados papa,        estaban en un desayuno familiar típico en Corestes y los elotes y la calaba en tacha eran el postre, porque anterior a esto había habido avena con leche del clavel y plátano, huevos fritos con algo de barbacoa y frijoles,  y eso que muy de mañana ya había habido una sesión de frutas en la huerta,       voitelas con carbonato,  Don R estaba muy pendiente que los platos que se levantaban de la mesa  quedaran limpios de comida antes de que llegaran al fregadero, no se permitían excusas, había que limpiar el plato a como diera lugar, no importaban mucho las maneras, sin con tenedor, si con tortilla, si con la mano o sorbiendo el plato, aunque Doña Ch si buscaba afanosamente que se cumplieran las formas, decía Doña Toribia “la comida es para los humanos, no para los gusanos”, Don R  no quería que por ningún motivo que a sus hijos(as)  les faltara comida como le había faltado a él  y aparte los veía muy flacos(as), muchos huesos, muchas líneas picudas, y el  quería ver  líneas redondeadas y cachetes inflados.

Transcurrió la mañana intensa en actividades de todo tipo, cada quien en lo suyo,  y se llego la hora de la comida que religiosamente era a la una y media, la familia completa en la mesa y aparte un pequeño invitado, el  hijo pequeño de Ceofilo(empleado de Don R); para abrir boca un caldo de cocido con una que otra verdura y por supuesto “tuétanos”, decía Don Nemesio “para relamerse los bigotes y los lampiños pos los cachetes”, después arroz con carne y verduras, frijoles del olla y de postre,   pos  arroz con leche; la invitación del Hijo de Ceofilo a comer traía su intención escondida; no le acaban de servir su plato al niño, cuando empezó a comer-devorar lo que tenia enfrente, los hijos(as) nomas pelaban los ojos al ver al “invitadito” comer como velociraptor a su presa, termino el plato y Don R le pregunto para que todos oyeran “ quieres mas Raúl”, si señor respondió el muchachin, le sirvieron el plato y  otra  vez en chinga se lo acabo y dijo, “quero mas frijolitos”, que eran de la olla con su respectivo caldito, al acabar tomo el plato con las manos y lo llevo a su boca y empezó a sorber todo lo que restaba del plato haciendo ruido a más no poder con la sorbida, Don R se sonrió y le pelo los ojos a todos sus hijitos como diciéndoles “espero que el ejemplo les haya servido,  le dijo gracias a Doña Ch por la comida y le dijo a sus hijos(as) acuérdese que a la noche toca pesada.

Una vez a la semana al terminar la cena, Don R llevaba a sus hijitos a la “Tienda”, donde había bascula que registraba hasta gramos, para checar el peso de cada uno y verificar si había incremento de peso respecto a la semana anterior; si habían aumentado, excelente, si no había aumento o había disminución, desde la mañana siguiente habría una intensa y focalizada campaña de sobrealimentación, decía doña Teobalda “atiborren al ganso pa que salga bueno el pate”.

Continuara

Arre bueyes cabrones

Era verano,  pero de cualquier manera amanecía fresco o mas bien medio frio, el aserradero estaba en la sierra alta de Turango, asi que Don R no perdonaba el café bien caliente; andaba de visita checando el funcionamiento del aserradero, “al ojo del amo engorda el caballo” decía Don Anacleto, esta vez lo acompañaban sus hijos menores, así que había que mostrarles de que se trataba el asunto este, el mundo verde este.

Empezó por el principio, y empezando la mañana se fueron  a unas laderas cercanas donde estaban cortando pinos, el panorama era verde, verde, verde, la naturaleza en todo su esplendor, el aire puro, el cielo azul, ardillas  por todos lados, hasta una que otra ardilla voladora;   los pinos  se cortaban de cierto diámetro nada mas, respetando las disposiciones de la Secretaria Forestal, cosa que nadie hacia, todos en este negocio cortaban  los pinos sin importar el diámetro, era primero el negocio, pero Don R y Don F, su socio, veían las cosas diferentes y pensaban mas a futuro, ya que al respetar dichas disposiciones, aseguraban que en un futuro cercano y lejano tuvieran siempre pinos que cortar dado que le daban tiempo al “monte” de crecer sus pinos.

Los pinos a cortar ya estaban previamente marcados, de acuerdo a su diámetro permitido, así que los cortadores, en grupos de dos, procedían a la maniobra usando una sierra manual llamada sardina; media como metro y medio de largo y en cada extremo tenia un barrote de madera que era de donde se apalancaban cada uno de los cortadores: checaban donde empezar a cortar el pino, de manera que cuando cayera no hiciera daño a otros pinos y no lesionara a otras personas, empezaban el corte con ritmo moviendo la sardina para un lado y para otro y cuando calculaban que el pino estaba por caer gritaban “Vaaaaaaaaaaaaa” asi que los demás que estaban cerca tomaban sus precauciones para no recibir el golpe, diría Don Vicente “semejante chingadazo”, al caer el pino el ruido retumbaba en todo la montaña y hacia eco hacia otras, los hijos de Don R al principio se asustaban y ya después se fueron acostumbrando.

Una vez cortados los pinos había que sacarlos de las laderas donde estaban al camino mas próximo para que de ahí fueran acarreados al aserradero, así que a los pinos cortados se les sujetaba con una cadena la cual se enganchaba de  un  par de bueyes bien fuertes y bien alimentados que tenían la tarea de arrastrar dichos pinos hasta el área de carga, y esto no era fácil ya que cada pino pesaba unos 600 kilos, así que “Torino” una vez que se aseguraba que la yunta estaba lista para el acarreo,  empezaba la maniobra, agitaba las riendas largas y los animales empezaban a moverse, pero rápidamente sentían el peso del pino y el pujadero se iniciaba, las patas les patinaban y los resoplidos se escuchaban, “Torino les gritaba “vamos, vamos, pinches bueyes, muévanse,  el pino empezaba su ascenso y Torino les seguía gritando y agitando más rápido las riendas, el pino se arrastraba lentamente, “arre  bueyes cabrones” , “ arre bueyes cabrones” “arre bueyes hijos de la ching….” ,           los hijos de Don R nada más pelaban los ojos y se sonreían entre si al oir esto,              “ Torino” entonces sacaba el látigo y empezaba a repartir latigazos a un buey y al  otro buey, primero espaciados y después seguidos, hasta que los animales fustigados por el dolor y los gritos  sacaban fuerzas ocultas y empezaban a mover el pino con mayor rapidez, así seguía la maniobra y así seguían los gritos “arre bueyes cabrones” que retumbaban y hacían eco en las montañas cercanas,

cabrones cabrones  brones brones, ones ones ones,         

  al final,  después de muchos esfuerzos, patinadas, bufidos, gritos, mentadas, latigazos  y sombrerazos el pino llegaba a la parte de arriba del camino donde sería transportado al aserradero,” Torino” desenganchaba la cadena y les daba una palmada en el pescuezo a los bueyes diciéndoles, “ ya ven cabrones, no que no podían” , y moviendo las riendas los enc aminaba hacia abajo para traer el siguiente pino.

Días después ya en Corestes Pereira, comiendo en familia, Don R con un tono medio en broma le pregunta a uno de sus hijos, ¿ Como arriaban los señores los  bueyes allá en la sierra, hijo ? ARRE BUEYES CABRONES, ARRE BUEYES CABRONES  respondía el hijo,  Don R se sonreía, los demás se reían, y Doña Ch se quería atragantar lo que estaba comiendo, y le pregunta a su hijo ¿ y tu arriaste los bueyes también hijito ? no mama, yo no,           bueno, entonces deja que esas palabras las usen ellos nada mas, y volteaba a ver a Don R, como diciéndole, no me causa mucha gracia.

 

 

Continuara

 

 

 

Los Cristeros

“Santo Cristo de los desprotegidos” , apiádate de las almas de estos  pobres cristianos que pagaron con su vida la devoción y la fe a ti y a tu santo reino,    Doña Catita  musito esta oración, se persigno delante de tres “cristianos”  que estaban colgados en unos  postes cerca de la Plaza principal  y siguió su camino hacia el mercado,  pues había que comer también,  decía Doña Leonora “ no nada más hay que alimentar el alma con rezos y novenas, el cuerpo pide lo suyo también”.

Época de fuerte  convulsión para la república por el pleito entre el Supremo gobierno federal y la iglesia o ciertos sectores de la misma, y en medio de los dos, “pues” varios miles de feligreses dispuestos a morir por su causa.

 Tiempos  de andar con “el Jesús en la boca”, pero con la boca tapada para que muchos no vieran  la devoción de la fe pues  eso podría acarrear que le pusieran una soga en el pescuezo y no de adorno precisamente, sino muy tirante  pa arriba.    

La vida en Carral no era tranquila precisamente, sus habitantes de alguna manera padecían  los  efectos de esta época de guerra cristera  y temían  que en algún momento  “los soldados “  los pescaran y colgaran por apoyar o por creer que apoyaban a los Cristeros o simplemente por creyentes o namas por cabrones, o namas por chingarlos.

Don R y Salustio  venían de la estación del tren rumbo a la “Tilla de grado”, que estaba enfrente del Santuario de la Virgen de Guadalupe que en esos días estaba cerrado por prohibición del gobierno, pero que lo  abrían a escondidas para que los fieles echaran sus reza ditas ,  decía doña Azucena  “hay que pedir con devoción para que el Eterno nos preste mayor atención” , en el camino vieron varios cristianos colgados en los postes, escena común en esos días pero no por eso menos impresionante  y  para su mala suerte se toparon con una partida de soldados que nada mas los vieron y les echaron los caballos encima, los arrinconaron contra la pared y el sargento empezó a interrogarlos   ” a donde van cabroncitos” al templo?   O van a dejar alguna cooperación para los cristeros o ustedes son cristeros   ¿  porque se me hace que de este día no pasan y tampoco creo que los reciban en el cielo,     todos los soldados reían de las ocurrencias de su sargento,      alguno dijo,  vamos a quebrárnoslos sargento,  para que les sirva de escarmiento a los demás,    Salustio y Don R estaban pálidos y mudos, no veían como zafarse de los federales,   el sargento le pregunto a Salustio    tu crees en Dios y en la virgen ¿     nnno  no señor,  yo soy ateo   respondió Salustio dudando,       se me hace que me estás diciendo pinches mentiras cabron y a mí no me gusta que me vean la cara de pendejo,     a ver José y Pedro llévense a este cabron al rio a ver que más les cuenta,     Sujetaron a Salustio que empezó a tratar de zafarse y empezó a gritar que lo perdonaran,  que tuvieran clemencia, que estaba casado, pero de cualquier manera se lo llevaron en rastras,    dijo el sargento   muy machitos, muy machitos pero lueguito se fruncen,  decía  Don Elías “ con  lumbre, pos te arrimas, pos te quemas”,  y dirigiéndose a Don R le dijo  y tu cabron crees en Dios y la virgen ¿   si señor, si creo,  contesto Don R     no te oí bien,   repite lo que dijiste     le comento el sargento     que si creo, que no soy ateo,  repitió  Don R,     este si tiene huevos    les comento el sargento a sus hombres   y todos  se rieron,    y a donde chingaos  ibas,  pregunto el sargento     a trabajar aquí a la “Tilla de Grado”    contesto Don R,    mira mira,  que pinche coincidencia  y  si te llevo al negocio ese,  no te van a negar tus patrones ¿    le pregunto el sargento      si quiere vamos para que lo  compruebe  usted mismo    contesto Don R     está bien, está bien, no creo que digas mentiras y aparte tienes de  Estos para sostener en lo que crees,     por esta vez la libraste de saludar de mano a tu Dios,   lárgate lo más rápido que puedas antes que me arrepienta       digo el sargento     ah! y de tu compañero ni lo busques, ya se lo trago la tierra,  y riéndose todos se subieron a los caballos y siguieron su camino. 

Aunque las piernas le temblaban Don R se fue caminando rapidito rapidito  sin mirar para atrás, voltio los ojos hacia arriba y musito,    ahora si literalmente me salvaste Diosito,   entro a la “Tilla de Grado”  y Juanita que estaba en la caja en la entrada     le comento    hasta parece que viste al diablo cerquita   R  estas pálido,  pues al diablo no,  pero si a algunos de sus ayudantes,     contesto  Don R.

 

CONTINUARA

 

 

 

Negocios de otro tipo

NEGOCIOS DE OTRO TIPO

El negocio mercantil de Don R(abarrotes y demás)en los años 60-70,  contaba con una red de distribución en diferentes direcciones y distancias de Corestes Pereyra. Los camiones cargaban mercancía y luego iban pueblo por pueblo o rancho por rancho entregando a domicilio lo que previamente  habían pedido, como decía Don Alcibiades, “ya esta muy desparramado Don R.”

Una ruta iba de Corestes rumbo al nornoroeste por caminos de tierra,  pasando por Cantarranas, Tanque Grande, Rancho Nuevo, El Carrizo, La Navecilla, La Flor, La Estancia, Santa Ana, hasta llegar a La  Providencia.

Otra ruta iba de Corestes rumbo al sur por caminos de tierra, pasando por Matalotes, Amador, Providencia, El Terrero, Cinco de Julio, San Bernardo, Magistral, Santa Maria del Oro e Inde.

Otra ruta iba de Corestes rumbo al este-sureste por caminos de tierra, pasando por La Rueda, San Gabriel, Villa Ocampo, seguía un tramo de carretera hasta llegar a Las Nieves y luego tierra otra vez, Canutillo, Encino de la Paz, El Jaguey, La Puerta de Cabrera,  Los Azules y Santa María del Oro.

El negocio forestal(aserradero, maderas) implicaba trasladar la madera del aserradero que estaba ubicado cerca del Cocono, Turango (en la sierra alta),  a  Corestes Pereira, donde estaban ubicados los patios de almacenamiento de la madera para clasificarla  según su calidad y posteriormente embarcarla por ferrocarril a los clientes  a diferentes partes del país. Para hacer este recorrido había dos caminos, uno era solo por el estado de Turango, y salía del aserradero, pasando por El Cocono, El Ojito, La Medalla, La Quebrada, San Pedro, Guanacevi, El Colorado, Providencia, Amador, Matalotes y llegando a Corestes.  Y el otro camino era saliendo del aserradero, pasando por el Cocono, La Rosilla, San Francisco, Las Pomas, San Jose, La Cimbra, Mesa de las Coloradas, El Ojito,  entrando al estado de Tihuahua, Puerto Justo, San Jose de los Baylon, Carral, Matamoros, Los Charcos y entrando otra vez a  Turango para llegar a  Corestes,         como se ve por nombres de pueblos hay imaginación suficiente pa cualquier obra.

La actividad era constante, todos los días, camiones iban y camiones venían recorriendo estos caminos de Dios, “que a veces no los tenia tan presentes”, como decía Don Dionisio, que un día en la sierra se fue con su camión por un barranco  y salió con tres costillas quebradas y el camión desmadrado o sea perdida total “como se dice ahora”.

En la sierra alta se sembraba maíz, que nunca faltaba pa la tortilla con chile, para  tacos,  para el pinole(maíz dorado en comal y molido con algo de azúcar y canela) y también para uno que otro tesguino (bebida obtenida del maíz con un proceso de fermentación), también se sembraba el frijol que era el alimento que no podía faltar, porque si no había frijol, “qué comerán los niños”, decía Doña Clotilde, era la pareja por excelencia del maíz:  estos dos cultivos aseguraban la sobrevivencia de la especie humana en esas regiones.

 Pero también había otro tipo de cultivos que no eran propiamente alimenticios, decía Don Jacinto, “son pa que se distraiga la raza”, y estos se manejaban no abiertamente y con cierto sigilio, en la medida de los posible;  Asi que en la sierra, dadas su condiciones geográficas, se producía “Juanita” con abundancia y de calidad, lo que hacia que los vecinos del norte después de la frontera del Rio Bravo,  la solicitaran con asiduidad y entonces el detalle era como transportarla desde la sierra hasta los lugares donde era requerida.

Don Julián, uno de los hombres fuertes de este negocio, dando una vuelta por la zona se percato del movimiento de los camiones y se puso averiguar a quien le transportaban y cuales eran sus rutas y uno de los nombres que salió a relucir fue Don R, así que le encargo a su segundo, Don Romualdo,  que se apersonara con el y le consiguiera una cita en Corestes.,

Don Romualdo llegó a Corestes y busco a Don R, que andaba en los patios y almacenes de la madera,  que era un lugar abierto y sin muchos curiosos, y se presentó con el,  ” Don R”, vengo de parte de Don Julian, que es una persona que tiene muchos negocios y que piensa que los negocios suyos por estos rumbos le pueden ayudar a el y a uste también beneficiarlo , asi que quiere platicar con  la semana entrante aquí en Corestes,     y de que negocios estamos hablando, pregunto Don R,     pues son negocios especiales, pero de “alta utilida”, pero Don Julian se los platicara mas a detalle,    pues yo aquí estoy la semana entrante asi que aquí lo platicamos.

 Don R si había oído mentar a Don Julian con relación al negocio de la “juanita” pero como que nadie lo conocía, era como un fantasma, asi que pensó, que me ira a proponer este, bueno la semana entrante nos enteraremos, por lo pronto le dijo a Don Alfredo, hay que estar al pendiente porque cualquiera de estos días nos caera visita muy especial, no sueltes tus herramientas(armas) y dile al velador de la noche que este muy atento también, no son gente violenta, pero mas vale estar prevenidos, decía don Narciso, “hay que dormir a medias, con un ojo abierto y el otro cerrado.

 Pasaron varios días sin novedad, hasta que un dia, Don Alfredo que estaba en la entrada principal del negocio, vio llegar unas camionetas nuevas y no de esos rumbos,   entro y le dijo a Don R, creo que llegaron sus visitas que estaba esperando,    muy bien dijo Don R,  tu no te alejes mucho,    Don R estaba en su oficina revisando unos papeles, traia una chamarra ligera, porque por las mañanas todavía se dejaba sentir el freso, asi que discretamente saco del cajón del escitorio una herramienta(arma) que guardaba ahí y se la encajo en la cintura, decía Don Jose “por aquello de que algo se pudiera ofrecer” , al minuto tocaron la puerta, que era de vidrio, y don R vio a tres personas afuera y dijo adelante, nada mas paso uno y las otras dos se quedaron donde estaba Don Alfredo,        Buenos días Don R, soy Julian Tillaseñor para servirle ,    igualmente aquí estamos, contesto Don R,   venia a platicar de negocios con Usted, pero ojala fuera en un lugar mas privado, dijo Don Julian,          porque en la oficina de Don R   estaban dos secretarias y la cajera general del negocio y cualquier palabra pronunciada era escuchada por todas las personas,        Don R, rápido pensó, para afuera no me salgo,      pero le dijo, si como no, vamos a la parte de atrás del negocio, sígame,         y se adentraron en los cuartos aledaños que almacenaban azúcar y harina,     ya en privado y solos los dos ,   Don R le dijo, de que negocios quiere platicar Don Julian,     pues mire yo soy de pocas palabras y mas acción y mi negocio es llevar la” juanita” de la sierra al otro lado de la frontera con los primos, será buena será mala, yo no se, pero es un negocio que deja para todos y yo estoy dispuesto a compartir las ganancias,   quiero apoyo para transportar la “juanita de la sierra  aqui a Corestes o  a Carral,  de ahí en delante yo me hago cargo de lo demás,  yo se que tiene sus negocios de abarrotes y maderas y que le va muy bien, pero creame que no estamos hablando de pocos dineros, si le digo que el negocio da, es que da para todos, y unos pesos, no pocos, no le caen mal a nadie,  además  usted es muy conocido y apreciado, asi que eso va a facilitar las cosas y a todos nos va a ir bien.  

Don R le contesto,  le agradezco la opinión sobre mi persona Don Julian, pero déjeme le comento algunas cosas que espero que usted me entienda, yo empece de cero, barriendo y cargando bultos y llegar hasta aquí me ha costado mucho trabajo y esfuerzo, también a mi señora, que me ha apoyado,  siempre he estado en negocios de este tipo,(no le quiso decir negocios dentro de la ley para que Don Julian no se ofendiera, como decía Don Melquides,” no hay que dejar la víbora chirriando”)  son mi giro y es lo que me gusta, y pues bueno no me ha ido mal, como usted lo ve,  a nadie le cae mal el dinero, pero ahorita yo duermo tranquilo y no ando volteando cada rato a ver mi sombra, a estas alturas para que complicarme la vida, además tengo todavia mucha familia por sacar adelante , hasta nietos llegando,  ya anteriormente me habían hecho propuestas de otros tipos, pero como le digo, esta es mi línea de negocio y asi quiero seguir, yo respeto los negocios de todo el mundo y espero que a usted le vaya muy bien, pero yo no lo puedo apoyar,    Don Julian le replico,     no va a haber problema, a usted lo conocen bien las autoridades de Turango y Tihuahua,                     pero me conocen y respetan porque ando en estos negocios,   contesto Don R,    como con el ganado  “para que mezclamos las paridas con las preñadas”,      se rio Don Julian y le contesto,    ya me habían dicho que no le iva a interesar, pero no hay peor lucha que la que no se hace, le suplico mantener esta platica en privado y fue un gusto conocerlo,      Don R comento,     por mi esta platica nunca existió y seguimos a sus ordenes por si otra cosa se le ofrece, le acompaño a la salida.

Se despidieron de mano,  Don Julian y sus acompañantes abordaron sus camionetas  y se enfilaron rumbo a san Gabriel, por esos caminos polvosos de Dios,  Don Alfredo al lado le pregunto a Don R, todo bien patrón ?   si Alfredo, todo bien, “cada yunta a su sembradio”, sigamos con nuestro negocio,, pero tu sigue con un ojo al gato.

 

comtinuara

 

Topa, topa

EL Rebote

TOPA, TOPA,    PICKI YOU, PICKI YOU

Para que no se la hicieran de tos o bronca, Don R saco a escondidas sus tenis y los metió a la cajuela de su carro;  en la tarde tenía pensado ir un rato a jugar “Rebote”, que exigía esfuerzo y a su edad podría ser peligroso y Doña Ch se lo recordaba seguido, pero de cualquier manera, con bronca y todo,  se aventaba sus partidos y una que otra cerveza.

Uno de los deportes mas antiguos en Carral era el Rebote, deporte venido de la Madre Patria, traído por los Vascos,  “joder”, se juega con una palmeta de madera gruesa en forma de media paleta, la bola es un poco menor a una bola de tenis pero con mucha dureza, revestida de cuero; la cancha es en forma de “L” invertida, hay una pared  enfrente y al lado derecho esta la otra pared, dichas paredes tiene como siete metros de altura y de largo tiene de 36 a 54m, y el juego por lo general es de dos contra dos o tres contra tres.

EL REBOTE, así se llamaba el lugar, (así se llama el juego también) estaba ubicado por el barrio del Conejo,  barrio  bravo, en una calle arroyo o arroyo calle sin pavimentar;   las instalaciones por demás rusticas, un medio cuarto con barra cantinera y mesas,  afuera de este,  un medio techo muy fregado,  mesas dispersas y sillas varias y la cancha del  Rebote  bastante peloteada;  pero todas las tardes había movimiento,  había cotorreo, había esparcimiento, había cervecitas, había una que otra puesta, había gritos,  había madreada y mucho doble sentido, decía Don  Nicho “Tu ponte, que yo te pongo”, o sea que en la audiencia había de todo, menos gente “nice”, era un deporte, decía Don Leobardo “de rompe y razga” pala pura raza.

Como a las cinco de la tarde empezaban los primeros partidos y ya mas  tarde con el sol empezando a decaer empezaban los partidos con jugadores mas calificados y las apuestas empezaban a moverse,  Don R aprovechando que estaba en Carral,  llegaba a esa  hora, después de haber sacado los pendientes de sus negocios, se sentaba en una de las sillas exteriores junto a cualquiera y empezaba a informarse de los partidos anteriores ,  no faltaba quien lo empezara  a calentar(animar) para que se metiera a jugar;  Ya conocía a todos los jugadores, algunos viejos que habían jugado con el y a otros mas jóvenes, así que apostar y ganar no le era difícil.

Se termino una tregua(partido) y los que ganaban se quedaban a seguir jugando con la siguiente pareja retadora,  Don R le pregunto “al Popeye”, como ves?, les damos una entradita?,    claro Don R  ya  estamos dándoles,  yo juego atrás  “paque” no se force mucho y además usted domina los rincones adelante;   el dizque coordinador, cerveza en mano anunció la siguiente pareja,  “el Popeye y Don R” los cuales entraron y empezaron a dar pelotazos para entrar en calor y afinar punterías, después de unos cinco minutos se declararon listos para empezar,   la raza seguía cruzando apuestas cuando el coordinador gritó “vámonos con el siguiente, paren apuestas”; la pareja contraria eran dos jóvenes hábiles  y con la energía de la juventud, decía don Nestor,            “Namás préstenme unos años, que las mañas ya las tengo”,     el Popeye le dijo a Don R, yo le grito cuando me ayude, y sin mayores preámbulos se inicio el juego.

El juego era a 21 puntos(tantos), se ganaba el punto cuando la pelota botaba dos veces (como en el tenis), cuando salía de la cancha sin botar o cuando pegaba debajo de una línea de lámina que estaba en la pared frontal;  por lo general los jugadores de atrás eran los que manejaban el juego dado que la mayor parte de la acción se desarrollaba en ese sector de la cancha, a palmetazo y palmetazo, decía Don Ezequiel “a puros chingadazos” , la bola nada más zumbaba y los de adelante tenían que estar listos para que no les tocara un pelotazo mal disparado, porque el dolor era de muerte;   el juego lo empezaron ganando los jóvenes, pero al rato, Don R y el Popeye sacaron la experiencia , decía Don Saul “con el colmillo pueden hacer zurcos en la cancha” y emparejaron el juego;   gritaba el Popeye, “topa, topa” y Don R tenía que pegarle a la bola de aire para evitar que botara  se saliera de la cancha a un lugar inaccesible perdiendo el punto,  o gritaba “picki you, picki you” y Don R tenía que pegarle a la bola de bote pronto (en cuanto tocaba el suelo) para evitar que el golpe no le quedara muy incómodo al “Popeye”   o que la perdiera por quedar la bola inalcanzable;   

 Por las paredes y lo cerrado del lugar, los gritos resonaban y retumbaban en todo El REBOTE,   TOPA, TOPA  O PICKY YOU, PICKY YOU,  el coordinador gritaba el score para que no hubiera duda,   DIEZ Y OCHO VS DIEZ Y SEIS  DON R,   el Popeye le dijo a Don R,   “suéltese rinconeando ” es usted un mago para eso (Don R topaba la bola y hacia que pegara en la parte baja donde se juntaban las dos paredes de enfrente, justo arriba de la lamina, así que la bola botaba muy poco y el contrario no llegaba, la bola daba dos botes y perdían el punto),  llegaron a 19 tantos;   en el siguiente punto Don R hizo un saque y  la bola después del primer bote se pegó demasiado a la pared,  tanto que el contrario por tratar de pegarle astilló la palmeta y el golpe salió defectuoso, perdiendo el punto; las mentadas de madres y otra serie de monerías salieron con facilidad de la boca del “tuercas”, su compañero “el rayo” le gritó “no seas pendejo, mídela  bien, pareces nuevo;  “El  tuercas”  cambió de palmeta y ganaron los siguientes dos puntos,   DIEZ Y NUEVE VS DIEZ Y OCHO DON R,  gritó el coordinador,       “órale Don R, el último tirón” dijo el Popeye.   Don R volvió a sacar muy incómodo, “el tuercas” la contestó como pudo, pero Don R la “rinconeó” y ganaron el punto; el coordinador gritó VEINTE A DIEZ  Y OCHO DON R,  LA NOVIA,  (se decía la novia cuando faltaba un punto para que se acabara el juego, era el que llegara primero a 21 puntos).  Don R volvió a sacar incómodo,  “el tuercas” la contestó mal, y “el Popeye” aprovechó,  trazó una línea desde atrás y la bola pegó justo arriba de la lámina, “el rayo” no pudo llegar y el juego se acabó; Don R y su compañero salieron de la cancha, mientras “el tuercas” y ”el rayo” se trenzaban a mentadas y a insultos por haber perdido el juego, el coordinador gritó VEINTE Y UNO VS DIEZ Y OCHO DON R, JUEGO; 

Don  R y “el Popeye” se sentaron  a echarse una cervecita muy merecida, muy trabajada,  el coordinador les llevó el dinero de la apuesta (que no llegaba a gran cosa, simplemente era para darle interés al juego) y comentó,  “Listo pal siguiente Don R?,  “el tuercas” quiere la revancha y aumentar la apuesta “,    “No, no, que te pasa  Chente, yo ya quedé muy bien  servido , “no tengo treinta años, nada mas tengo setenta”,  les damos la revancha otro día”, dijo Don R, se terminó sus dos cervecitas. Mientras le traían la cuenta se quitó los tenis y se puso los zapatos y ya pardiando la tarde salió del REBOTE,  con una sonrisa de satisfacción, sabiendo que todavía las podía.  Guardó los tenis y la palmeta en la cajuela del carro y enfiló para su casa, mientas en el REBOTE se oÍan los gritos de   “TOPA, TOPA, PICKI YOU, PICKI YOU”.

 

Llegó y Doña Ch estaba en el salón de la tele tejiendo un rato, lo vio y le comentó “cómo estuvo la jugadita de rebote?”,  “Cuál jugadita , nada mas fui a ver un rato”, contestó Don R,   “Entonces porque traes los pantalones  arremangados?” , le dijo Doña Ch.   Don R supo que lo habían pescado, pero contestó “ Estaba muy polvoso y estos pantalones me arrastran un poco y se metió a su recamara a cambiarse antes de que aumentara la polvareda.

 

 

 

 

Viajando por tren

VIAJANDO POR TREN

Había mucha agua de por medio y el rio Clorido estaba crecido, así que no había paso franco hacia Corestes, entonces el remedio para  llegar  era “ el tren “, porque Don R ya esperaba allá .

 El tren llegaba de Timenez a las 10.30 a Carral, minutos más, minutos menos; se oía distante el sonido del pito a lo lejos,  después se veía el humo de la locomotora y poco a poco se iba distinguiendo la figura de la misma que iba creciendo conforme se acercaba a la estación, luego se escuchaba el ruido de la locomotora y el ruido de los carros al caminar sobre las vías,  hasta que el ruido, el humo y el tren se hacían presentes en la estación y frenaba con estruendo exactamente enfrente de  la oficina del jefe de estación.    

El tren era un tren llamado mixto, porque combinaba carga y pasajeros, distaba mucho de ser un tren de primera,  era un tren de servicio, cumplía una función mas bien  social de  transportar carga y personas por aquellas rancherías perdida de Dios que venían a la ciudad o al rancho grande a hacer algunas compras o a visitar algún pariente y después  regresaban  a su ranchería  a seguir con su vida en esa parte apartada del mundo, decía Don Artemio “ vamos regresando de donde venimos”

Al  arribar  a la estación un mundo de sonidos, de olores y colores se hacían presente; como fondo se oía el tren, que al llegar a la estación dejaba los carros de pasajeros para que estos se fueran bajando, subiendo y acomodando, mientras dejaba en otras vías paralelas los carros de carga que había traído a Carral y a la vez enganchaba los carros de carga que llevaría a Santa Carbara y a Corestes;   los pasajeros(as) se acomodaban en los dos o tres carros de pasajeros que habitualmente llevaba el tren y rápidamente un ejercito de vendedores(as)  subían a los vagones a ofrecer tacos, lonches, gorditas, burritos, dulces, y toda clase de  sodas(refrescos), decía doña Clotilde “ hay que alimentar el cuerpecito pa no tener mareito”, daban vueltas y vueltas buscando los clientes  hasta  que se sentía que los vagones se sacudían,  eso significaba que la maquina ya se había enganchado  y partiría pronto, lo confirmaba el garrotero que subía para notificarle al mayordomo que los carros de carga ya estaban acoplados a los carros de pasajeros, después el mayordomo bajaba del tren y le hacía una seña al maquinista para que procediera a arrancar; el boletero también era notificado de la próxima partida y emitía su grito de “ vaaaaamonosssss”, lo que servía de aviso para que todos los vendedores ambulantes que estaban arriba del tren que seguían haciendo su lucha bajaran a la brevedad, y segundos después dos o tres sacudidas confirmaban que el tren iniciaba su viaje.

Se oía el silbato del tren y se  sentía y oía  el lento  tracatraca de las ruedas del tren al avanzar e ir pasando sobre los durmientes,

 

                                                                                                                                                                         

El primer caserío era Zenzontle, después Ejido de Piedra, Empalme, Aguilera,  pasaba por la presa de agua que alimentaba a Carral y llegaba a una “Y” en donde se pasaba de largo  y luego se echaba de reversa varios kilómetros hasta llegar a Santa Carbara, (poblado de 10,000 habitantes y la ciudad más antigua del estado de Tihuahua;) al llegar, hacia la misma maniobra, la maquina se desenganchaba, movía carros de mineral y otras cosas y al final se acomodaba otra vez al frente de todos los carros, mientras tanto en lo carros de pasajeros subían y bajaban los vendedores ambulantes de todo tipo de alimentos, tacos, tortas, burritos, quesos, lo que ustedes imaginen; pasada media hora más o menos se volvía a oír el silbato del tren y los vendedores corrían a bajarse ante la eminente partida del tren, y otra vez el estremecimiento, el tracatraca lento  del pasar del tren sobre los durmientes y después el tratraca mas rápido al tomar velocidad.

Una vez encarrerado el tren, había tiempo para ver el paisaje que estaba verdion y todos los arroyos rebosantes de agua,  para leer el periódico o libros de Lobsang Rampa, para platicar con los hijos o con cualquier vecino, con los hermanos(as) o con los garroteros, para ver a todo tipo de cristianos(as) que viajaban en el, para meditar, para reflexionar, para recordar, para pensar en el futuro, para rezar la novena de Santa Rita, decía doña Erendira “ no hablen fuerte porque me quitan la devoción en el rezo, y me siento como un  pinche perico, Diosito perdóname por mal hablada “, para tejer o bien para echarse una cabeciadita mañanera  que se interrumpía por el chillido de una criatura o por los mocosos(niños) que corrían de un lado para otro; no había cabinas especiales, ni literales, eran vagones abiertos, era una sola clase, popular y ruidosa;  no había cinturones de seguridad, el que no se agarraba bien en los arrancones del tren se podía dar un chingadazo bien puesto, los asientos eran de madera o metal, así que el que no tenía “nachas” pos no iba tan cómodo; era imprescindible una vuelta al cabus (carro ultimo del tren donde había estufa y cama para los garroteros) donde tenía puerta atrás y al salir se veía el camino eterno de durmientes que uno iba dejando atrás y que nunca volvería a pasar, pero la sensación de alejamiento del horizonte y acercamiento al destino  no tenía comparación.

El tren seguía su lento avance,  llegaba a la “Y” y seguía hacia  Peinado, Roncesvalles y Catarinas,  por último, kilómetros adelante estaba Corestes; se empezaban a ver muchas parcelas sembradas de maíz a un lado y otro del camino y  se oía el pito del tren, sonoro y fuerte anunciando a los pasajeros la próxima llegada a Corestes, el tren disminuía la velocidad y  se divisaba a lo lejos el puente de acero  que cruzaba varios metros arriba al rio Clorido que lucía  rugiente, rebosante, con agua chocolatada,  imponía respeto y temor hacia esta fuerza de la naturaleza, decía don Artemio “ no me acerco ni para mojar mis patitas” , ya cuando el tren cruzaba el rio iba a muy baja velocidad y se combinaban todos los ruidos, el de la máquina del tren, el del pito sonoro, el del rio rugiente, el del tren pasando sobre los durmientes del puente y el del murmullo de los pasajeros al ver la magnitud del rio.

Cruzando el rio empezaba el caserío de Corestes y dos kilómetros mas adelante estaba la estación punto final de este folclórico viaje; entre chirridos el tren se iba deteniendo y con un último estremecimiento paraba; todos los pasajeros recogían sus cachivaches y rápidamente bajaban porque los pasajeros que iban a subirse ya estaban ansiosos y listos por emprender el viaje,

Y como siempre Don R estaba con su alegría discreta, su puro y su sombrero esperando a sus hijos platicando con el jefe de la estación.

CONTINUARA

 

Viaje en Ambulancia

 

Don R estaba en Tihuahua en casa de uno de sus hijos y recibía todas las atenciones y cuidados médicos además de los cuidados amorosos y atención de su hijo y de otros hijos/hijas  que habían acudido a verlo porque su estado era muy delicado, decía Don Nicolas “ cuando la huesuda te echo el ojo, ya no hay poder humano, solo poder divino”, después de varios días de que su estado iba declinando, los hijos decidieron trasladarlo al hospital para que recibiera cuidados mas especializados y atención continua que hicieran posible una recuperación que se veía muy lejana, pero había que hacerle la lucha, faltaba mas.

Don R tenia sus momento de conciencia y percibía a sus hijos que estaban cerca de el y que no lo dejaban solo, pero ya el aliento no le daba para emitir palabras, abría un poco sus ojos y después los volvía a cerrar, el oxigeno  le ayudaba a respirar pero de cualquier manera ya batallaba mucho, decía don Nestor “ esta la maquina muy forzada, se va a  desvielar” , en su media conciencia empezó a vislumbrar que su vida estaba llegando a su termino, “creo que pronto me reuniré con Doña Ch, con mis hermanos y con mis padres que hace rato  todos ellos se despidieron, aunque podía estar con sus hijos y sus pipioleras, pero bueno, creo que ya me avente mis buenos años y así seguían sus pensamientos,  luego volvía a la  inconsciencia y respiraba menos agitado,

Llego el servicio de ambulancia a la casa del hijo de Don R para su traslado al hospital, metieron la camilla al cuarto  lo cual implico algo de ruido y Don R lo percibió y se incomodo,  luego lo destaparon, lo  movieron a la orilla de la cama y lo subieron a la camilla, lo cual implico mas molestia para Don R, decía Don Leandro “ jodido uno y todavía le atizan”, luego cargaron la camilla con su respectivo sangoloteo y caminando se golpeo la camilla con un marco de puerta, que Don R resintió y posteriormente salieron a la calle en donde el frio estaba machín y en lo que abrieron las puertas de la ambulancia para subir la camilla el frio le caló hondo Don R, medio abrió sus ojos y se estremeció, al fin lo subieron a la ambulancia, pero dejaron las puertas abiertas esperando quien lo acompañaba y mientras tanto Don R seguía recibiendo el chiflón invernal del viento que le calaba hasta los huesos, al fin una hija y un hijo subieron a la ambulancia y cerraron las puertas de la misma, la hija llevaba una cobija con la cual lo cubrió amorosamente y Don R empezó a sentir algo de calorcito y cierta calma.

Los de la ambulancia checaron que la camilla estuviera bien sujeta antes de  arrancar y ya asegurados iniciaron el viaje; en la colonia iban sumamente despacio pero al salir , incrementaron la velocidad y encendieron la sirena de la misma, el sonido era muy estridente y alto,  para Don R fue un shock que le crispo hasta el alma, no sabía que estaba pasando, de repente calma y ahora total estridencia, aun con los ojos cerrados, los apretaba más a ver si así el sonido desaparecía; Decía Don Eladio “ mejor pon el radio que tu no sabes cantar”, seguía la ambulancia avanzando y la zozobra de Don R también, la hija también como que empezó a incomodarse y a sentir la

 

 

 magnitud del sonido pero no dijo nada y empezó a hablarle a Don R,  pero noto la rigidez y molestia que se le notaba en el rostro aun con los ojos cerrados, le siguió hablando para ver si se tranquilizaba, pero no consiguió ningún efecto y en eso Don R abrió los ojos grandes,  la vio y le trasmitió con la mirada un “por lo que más quieras hija que apaguen ese ruido infernal”; la hija vio en los ojos la molestia, la angustia, la ansiedad y sin pensarlo mucho le pregunto al camillero que iba junto a ellos   se requiere llevar la sirena encendida?  aunque no vayamos de emergencia?   pues realmente no señora, lo hacemos por procedimiento,    pues háganos el favor de apagarla para que mi papa pueda descansar,   Jesús apaga la sirena  le dijo el camillero al chofer   esta bien   contesto este,   el sonido ceso y con el todo el malestar y angustia y la crispazon para Don R,  este respiro hondo y pensó  gracias a Dios mi hija capto mi mensaje,  la hija le comento otra vez al camillero,    ojala podamos ir no muy rápido para que mi papa no resienta tanto los brincos, ya ve que las calles no están muy buenas,    el camillero le comento al chofer   dale calmado Jesús, no llevamos prisa,  decía Don Eutimio “ no por llegar más temprano va a estar abierto”,  el viaje continuo y Don R sintió el cambio, ya no había brincadera constante, no chillidos de sirena, iba bien tapado y su hija le platicaba amorosamente, abrió los ojos tranquilamente  vio  a su hija y le agradeció con la mirada volvió a cerrarlos y se perdió en la inconsciencia.

Volvió a la consciencia con el ruido de puertas y sintió el chiflonazo del frio machín, oyó la voz de su hijo que le decía  ya llegamos al hospital papa,   lo bajaron los camilleros para meterlo al hospital y sintió más la corriente de aire, se estremeció y pensó   estoy sintiendo mucho mas el frio que cuando andaba en el aserradero en invierno, será que me estoy volviendo más viejo y medio se sonrió para si mismo,      ya en el hospital decía Don Lucrecio “la cosa cambia”, lo subieron a su cuarto y lo cambiaron de la camilla a su cama de hospital, algo lo jalonearon que emitió un leve quejido pero al fin quedo instalado en su cuarto, su hija lo volvió a cubrir con la cobija y cuido que estuviera bien arropado y le dijo ahora si papa se acabo el sangoloteo.

Don R ya se sintió tranquilo, sin ruido infernal de sirena que le crispara el alma,  sin frio y confortado porque sus hijos estaban ahí con el;  estaba por quedarse dormido cuando voltio hacia la ventana del cuarto y a lo lejos vio un cerro y pensó   ese cerro lo conozco yo desde hace mucho tiempo, creo que es el famoso Cerro de la Cruz y antes de tener más recuerdo volvió a la inconsciencia.

 

CONTINUARA

Tarde de toros

TARDE DE TOROS

Años después recordarían con mucho humor esa tarde como una más de sus locuras de juventud y de sana diversión.

Las sombras de la revolución ya habían pasado, ahora se necesitaban tardes de luces, tardes de diversión, tardes para olvidar las pesadillas vividas y el olor a muerte y desolación.

La tarde estaba como la marcan los cánones taurinos,  soleada y  sin aire, el graderío fabricado exprofeso estaba lleno, pues el cartel anunciado llamaba la atención en un pueblo como Carral, donde además no había corridas muy seguido;  los toreros todos jóvenes, y aparte dirían las señoritas “buenos mozos” o sea de no mal ver” y  los toros “pues” ahí estaba el problema,  decía Don Crecencio “ el miedo no anda en burro, pero si en los cuernos de los astados”.

La tarde  anterior hubo fiestecita en un lugar llamado el  “Tanerio” donde se reunían las y los jóvenes de la sociedad Carralense  y todo el grupito de “toreros” aprovecharon para placearse  por el lugar , no estaban invitados por que no eran de la “sociedad”  pero decía   Abundio  “nadie nos invito, pero nadie nos dijo que no viniéramos”,  la interrelación entre los y las jóvenes se daba con facilidad y las señoritas se sentían halagadas de platicar con las figuras del toreo del día siguiente, y ellos se sentían importantes y  se pavoneaban y platicaban con todas en los diferentes grupos, había pocas oportunidades como estas, así que había que lograrlas,   a Don R no le faltaban admiradoras y como también era “buen mozo” pos se dada vuelo y al compas de los primeros acordes de “morenita mia” saco a bailar a una señorita de “no mal ver”, después siguieron bailando “júrame “ y por ultimo  “no me olvides” y hasta ahí con esa señorita pues había más a las cuales había que bailar,  Decía Don Nicanor   “no te acabes agua, que todavía me sobra sed”   y  así continuaron su tardeadita hasta que cerca de las 9.00 de la noche se dio por terminada la misma, las señoritas se retiraron con sus respectivos padres, como marcaban los cánones, y los toreros decidieron continuar la fiesta en la cantina de medio pelo(medio pinche o pinche y medio) llamada “ El Paraje” que estaba cerquita en el barrio bravo “del Conejo” , ahí si empezaron a echarse sus cervecitas entre pecho y espalda, porque en el “Taneiro” era pura soda(refresco);    ya después de varias, Marcial que había llegado tarde a la Tardeada comento,   andaba viendo el encierro(los toros) que llego hace rato y no es cosa de juego, están de 450 kilos y mas,     no exageres  le dijo Anibal, cuantas cervezas llevas,  todos se rieron ,  pero Marcial insistió, de mi se acordaran mañana, no son toretes a los que estamos acostumbrados,   dijo Joel al cantinero, sírvele un tequila a este cabrón para que se le pase el susto, las risas y bromas continuaron  y así siguieron dándose animo entre ellos y brindando por la corrida del día siguiente y brindando por las señoritas de la tardeada.

Todos los llamados “toreros” habían crecido y formado como las florecillas salvajes “a la buena de Dios”, o sea a golpes, porrazos y chingadazos de toretes y vaquillas que había en la región, ninguno era profesional en esto, sabían mover el capote,  eran  aficionados con cierta experiencia, nada mas,   decía Don Nicandro “una cosa es el gusto y otra la necesidad” , de una manera u otra venían del campo y ahí les había tocado pastorear, montar, capotear  y  herrar todo tipo de ganado y ahí se habían aventado sus primeros capotazos y ahí les habían dado sus primeros topetazos y sus primeras revolcadas y ya después fueron creciendo y adentrándose mas en esto de los capotazos, pero siempre a nivel de aficionados,  y cuando había oportunidad en algún rancho o en alguna festividad estaban mas puestos que un calcetín para lucir sus habilidades toreriles  y para dejarse ver por las señoritas.

 Dos meses atrás había venido a Carral un promotor Taurino que andaba visitando ganaderías de ganado de lidia en el estado y se dio cuenta que había afición a las corridas,  que había “toreros” que no le costarían mucho y que se podía armar una corridita con buenas ganancias; Contacto a los “toreros-aficionados” y les hizo su propuesta, y estos que estaban ansiosos por figurar, inmediatamente aceptaron sin leer las letras pequeñas,  decía Don Eleazar “ yo pago pa que me alquilen”, así que en un dos por tres se fijo fecha para la corrida.

El Domingo amaneció claro y limpio, “los toreros” se despertaron tardecito pues la noche había estado larga y tempestuosa en “el Paraje”, cada uno en su casa tomo sus alimentos en forma moderada para tener clara la mente y liviano el cuerpo;  alistaron sus trajes, unos de luces, otros tipo matador informal que se usan en festivales,  Don R se vistió de luces, su madre a querer y no le había lavado y planchado el traje que había conseguido, sintió que la taleguilla(pantalón corto) le apretaba y que se notaba todo, pero así era el trajecito este,  al chaquetin le faltaban unos “machos”(borlas que cuelgan de las hombreras), pero ni quien se diera cuenta; cuidadosamente metió todo en un maletín, se despidió de su madre, la cual le echo la bendición por partida doble  y se fue al Santuario de Guadalupe(iglesia) donde se habían quedado de ver para la ceremonia imprescindible del rezo a la Virgen antes de iniciar una corrida, dado que en el lugar de la corrida no había altar.

Ya reunidos todos en la sacristía, el Padre Salustio los encomendó al Señor “ Padre nuestro encomendamos a estos jóvenes a tu protección y cuidado, que salgan sanos y salvos por tu infinita gracia” amen, todos repitieron amen, y dijo el Padre, cada quien en lo personal diga sus oraciones, y todos de rodillas,  en silencio o musitando, con los ojos abiertos o cerrados expresaron sus peticiones “al Eterno” para salir con bien de esta corridita;  este momento era por demás solemne e intimo donde desde  lo más profundo de su ser pedían por su vida, decía Don Aniceto “ en el pedir esta el conceder ”,  al final el Padre los roció con agua bendita y les dijo ahí los veo en la plaza y que el espíritu santo los acompañe.

Llegaron a la plaza y antes de empezar a vestirse, dijo Rogelio, vamos a echarle un vistazo a los toros; eran ocho toros, seis para la corrida y dos de repuesto por si alguno se lastimaba, ya estaban separados en forma individual para evitar que se pelearan entre si; se arrimaron al primer corral, se asomaron por las rendijas y se escucho un “ah cabrón, están muy grandes” se empezaron a ver entre si y volvieron a ver el toro como dudando,    Marcial les dijo,   se los dije ayer cabrones, pero no me hicieron caso;  Don R dijo vamos a ver los demás   y toro que veían, misma exclamación que proferían; dijo Abadias “ hay que rajarnos”  “como chingaos nos vamos a rajar” , ya viste que esta a reventar el graderío,    contesto Rogelio, “como chingaos no”, no estas viendo que nos va a cargar la chingada y ni el agua bendita nos va a salvar;  se metieron al cuarto donde tenían sus trajes a seguir la discusión, cuatro de plano no querían y Don R y Rogelio dudaban, pero decían que si, a final de cuentas Rogelio les digo, vamos a entrarle, yo voy por delante y van a ver que no nos pasa nada, vamos a cortar orejas y rabo, Decía don Celestino “de esa lengua me echo un taco”.

 Procedieron a vestirse con lentitud, parsimonia y miedo, mucho miedo;   ya se empezaba a oír  el bullicio en el graderío y los acordes de una banda cuando les tocaron la puerta para avisarles que en quince minutos era el “paseíllo”(paseo-presentación de toreros y sus cuadrillas ante el publico), a las cuatro con veinte y cinco minutos ya estaban formados enfrente del ruedo, muy trajeados, muy de luces, y muy pálidos , a las cuatro y  treinta, como marcan los cánones, se abrió el ruedo y se escucharon los acordes de la banda con el pasodoble “sangre y arena”, el alguacilillo(el que encabeza el paseíllo) partió plaza, fue hasta el otro extremo del redondel, saludo al juez de plaza que estaba en la parte superior del graderío y con este saludo el juez otorgo su permiso para iniciar la fiesta, el alguacilillo regreso con los toreros y cuadrillas y todos fueron desfilando por el centro de la plaza hasta llegar a los burladeros del otro extremo de la plaza, los saludos y los gritos no se hicieron esperar, las señoritas aventaban claveles rojos, “los toreros” saludaban discretamente inclinando la cabeza y los que traían “montera”(sombrero) saludaban con ella,  se tomaron dos o tres minutos para estirar los capotes y dar unos pases al aire cuando sonó la corneta anunciando el inicio de la fiesta.

Se abrió la puerta de toriles y al minuto salió con mucha velocidad y bravura un toro saino(negro mate) de 480 kilos ,corniancho(cuernos muy abiertos),  decía Don Jacinto  “como alma que lleva el diablo”,      fue hasta el burladero extremo y le dio unas embestidas, prosiguió corriendo y dio dos o tres vueltas al ruedo buscando pelea, Rogelio se puso más pálido pero no tenia para donde hacerse, camino tres pasos afuera del burladero, saludo al juez con la montera y empezó a citar(llamar) al toro con el capote,  el toro que estaba en el otro extremo del ruedo lo vio y empezó a resoplar y mover sus pezuñas y arranco hacia el torero, Rogelio aguanto la embestida y corrió el capote, el toro siguió de largo, se paro después y se regreso en igual forma, Rogelio volvió a aguantar, aunque se notaba tembloroso, sus compañeros ni la boca abrían, a la tercera embestida el toro no siguió el engaño(el capote) y le pego directamente en el pecho, por fortuna era corniancho,  así que no le clavo los cuernos, nada mas le dio con la frente y Rogelio salió rodando varios metros, la multitud grito de angustia y Don R y sus compañeros matadores se metieron rápido a sacarlo del ruedo porque quedo medio inconsciente,  se lo llevaron hasta las oficinas donde tenían sus ropas y con alcohol trataban de reanimarlo hasta que volvió en si poco a poco, en eso se escucho la corneta del juez indicando que se reanudaba la corrida,  ahí les hablan, dijo Marcial,   Rogelio bastante dolido y compungido dijo “hasta aquí mi amor los acompaño”, me rajo como los meros machos, ya me libre de una cogida fatal,  a ver quien sigue ahora,   se escucho por segunda ocasión la corneta del juez llamando a seguir con la corrida, ni Don R ni los demás dijeron esta boca es mía, todos estaban espantados,  en eso llego el promotor de la corrida a pedirles, exigirles, a ofrecerles más, para que salieran a continuar la corrida,    pero nada los convencía,   “ ya habían visto la cara de la Catrina (la muerte) en los cuernos del toro”,  se escucho el tercer llamado del juez y Marcial dijo se va a poner fea la cosa, pero de una cogida allá en el ruedo a una aquí afuera, prefiero aquí, en eso llego el juez y les dijo “Toreros” si no salen en este momento a cumplir con sus obligaciones, voy a ordenar que los detengan inmediatamente,     Don R le dijo, como quisiera estar en su lugar Sr. Juez  y Anibal   le dijo,   cumpla con su deber, nosotros no vamos a salir,    salió el juez y a los pocos minutos llegaron policías que se llevaron a los “toreros” vestidos de luces a la cárcel municipal, mientras la multitud seguía gritando y chiflando esperando que la corrida continuara.

Ya en la cárcel,  Marcial,  les repetía, se los dije el sábado pero no me hicieron caso,     Rogelio todavía adolorido decía    no creímos que este pinche promotor traería toros de verdad, toros de corrida de la Plaza México,  en fin salimos vivos y nomas revolcados         Don R decía, si salimos de esta para la siguiente vez hay que fijarnos en la letra chiquita y en los cuernos grandes.

Al tercer día los amigos pagaron una fianza-multa y los “toreros” salieron de la cárcel para continuar con sus vidas y listos para la siguiente aventura.

 

CONTINUARA

 

 

 

 

 

 

TARDE DE TOROS

Años después recordarían con mucho humor esa tarde como una más de sus locuras de juventud y de sana diversión.

Las sombras de la revolución ya habían pasado, ahora se necesitaban tardes de luces, tardes de diversión, tardes para olvidar las pesadillas vividas y el olor a muerte y desolación.

La tarde estaba como la marcan los cánones taurinos,  soleada y  sin aire, el graderío fabricado exprofeso estaba lleno, pues el cartel anunciado llamaba la atención en un pueblo como Carral, donde además no había corridas muy seguido;  los toreros todos jóvenes, y aparte dirían las señoritas “buenos mozos” o sea de no mal ver” y  los toros “pues” ahí estaba el problema,  decía Don Crecencio “ el miedo no anda en burro, pero si en los cuernos de los astados”.

La tarde  anterior hubo fiestecita en un lugar llamado el  “Tanerio” donde se reunían las y los jóvenes de la sociedad Carralense  y todo el grupito de “toreros” aprovecharon para placearse  por el lugar , no estaban invitados por que no eran de la “sociedad”  pero decía   Abundio  “nadie nos invito, pero nadie nos dijo que no viniéramos”,  la interrelación entre los y las jóvenes se daba con facilidad y las señoritas se sentían halagadas de platicar con las figuras del toreo del día siguiente, y ellos se sentían importantes y  se pavoneaban y platicaban con todas en los diferentes grupos, había pocas oportunidades como estas, así que había que lograrlas,   a Don R no le faltaban admiradoras y como también era “buen mozo” pos se dada vuelo y al compas de los primeros acordes de “morenita mia” saco a bailar a una señorita de “no mal ver”, después siguieron bailando “júrame “ y por ultimo  “no me olvides” y hasta ahí con esa señorita pues había más a las cuales había que bailar,  Decía Don Nicanor   “no te acabes agua, que todavía me sobra sed”   y  así continuaron su tardeadita hasta que cerca de las 9.00 de la noche se dio por terminada la misma, las señoritas se retiraron con sus respectivos padres, como marcaban los cánones, y los toreros decidieron continuar la fiesta en la cantina de medio pelo(medio pinche o pinche y medio) llamada “ El Paraje” que estaba cerquita en el barrio bravo “del Conejo” , ahí si empezaron a echarse sus cervecitas entre pecho y espalda, porque en el “Taneiro” era pura soda(refresco);    ya después de varias, Marcial que había llegado tarde a la Tardeada comento,   andaba viendo el encierro(los toros) que llego hace rato y no es cosa de juego, están de 450 kilos y mas,     no exageres  le dijo Anibal, cuantas cervezas llevas,  todos se rieron ,  pero Marcial insistió, de mi se acordaran mañana, no son toretes a los que estamos acostumbrados,   dijo Joel al cantinero, sírvele un tequila a este cabrón para que se le pase el susto, las risas y bromas continuaron  y así siguieron dándose animo entre ellos y brindando por la corrida del día siguiente y brindando por las señoritas de la tardeada.

Todos los llamados “toreros” habían crecido y formado como las florecillas salvajes “a la buena de Dios”, o sea a golpes, porrazos y chingadazos de toretes y vaquillas que había en la región, ninguno era profesional en esto, sabían mover el capote,  eran  aficionados con cierta experiencia, nada mas,   decía Don Nicandro “una cosa es el gusto y otra la necesidad” , de una manera u otra venían del campo y ahí les había tocado pastorear, montar, capotear  y  herrar todo tipo de ganado y ahí se habían aventado sus primeros capotazos y ahí les habían dado sus primeros topetazos y sus primeras revolcadas y ya después fueron creciendo y adentrándose mas en esto de los capotazos, pero siempre a nivel de aficionados,  y cuando había oportunidad en algún rancho o en alguna festividad estaban mas puestos que un calcetín para lucir sus habilidades toreriles  y para dejarse ver por las señoritas.

 Dos meses atrás había venido a Carral un promotor Taurino que andaba visitando ganaderías de ganado de lidia en el estado y se dio cuenta que había afición a las corridas,  que había “toreros” que no le costarían mucho y que se podía armar una corridita con buenas ganancias; Contacto a los “toreros-aficionados” y les hizo su propuesta, y estos que estaban ansiosos por figurar, inmediatamente aceptaron sin leer las letras pequeñas,  decía Don Eleazar “ yo pago pa que me alquilen”, así que en un dos por tres se fijo fecha para la corrida.

El Domingo amaneció claro y limpio, “los toreros” se despertaron tardecito pues la noche había estado larga y tempestuosa en “el Paraje”, cada uno en su casa tomo sus alimentos en forma moderada para tener clara la mente y liviano el cuerpo;  alistaron sus trajes, unos de luces, otros tipo matador informal que se usan en festivales,  Don R se vistió de luces, su madre a querer y no le había lavado y planchado el traje que había conseguido, sintió que la taleguilla(pantalón corto) le apretaba y que se notaba todo, pero así era el trajecito este,  al chaquetin le faltaban unos “machos”(borlas que cuelgan de las hombreras), pero ni quien se diera cuenta; cuidadosamente metió todo en un maletín, se despidió de su madre, la cual le echo la bendición por partida doble  y se fue al Santuario de Guadalupe(iglesia) donde se habían quedado de ver para la ceremonia imprescindible del rezo a la Virgen antes de iniciar una corrida, dado que en el lugar de la corrida no había altar.

Ya reunidos todos en la sacristía, el Padre Salustio los encomendó al Señor “ Padre nuestro encomendamos a estos jóvenes a tu protección y cuidado, que salgan sanos y salvos por tu infinita gracia” amen, todos repitieron amen, y dijo el Padre, cada quien en lo personal diga sus oraciones, y todos de rodillas,  en silencio o musitando, con los ojos abiertos o cerrados expresaron sus peticiones “al Eterno” para salir con bien de esta corridita;  este momento era por demás solemne e intimo donde desde  lo más profundo de su ser pedían por su vida, decía Don Aniceto “ en el pedir esta el conceder ”,  al final el Padre los roció con agua bendita y les dijo ahí los veo en la plaza y que el espíritu santo los acompañe.

Llegaron a la plaza y antes de empezar a vestirse, dijo Rogelio, vamos a echarle un vistazo a los toros; eran ocho toros, seis para la corrida y dos de repuesto por si alguno se lastimaba, ya estaban separados en forma individual para evitar que se pelearan entre si; se arrimaron al primer corral, se asomaron por las rendijas y se escucho un “ah cabrón, están muy grandes” se empezaron a ver entre si y volvieron a ver el toro como dudando,    Marcial les dijo,   se los dije ayer cabrones, pero no me hicieron caso;  Don R dijo vamos a ver los demás   y toro que veían, misma exclamación que proferían; dijo Abadias “ hay que rajarnos”  “como chingaos nos vamos a rajar” , ya viste que esta a reventar el graderío,    contesto Rogelio, “como chingaos no”, no estas viendo que nos va a cargar la chingada y ni el agua bendita nos va a salvar;  se metieron al cuarto donde tenían sus trajes a seguir la discusión, cuatro de plano no querían y Don R y Rogelio dudaban, pero decían que si, a final de cuentas Rogelio les digo, vamos a entrarle, yo voy por delante y van a ver que no nos pasa nada, vamos a cortar orejas y rabo, Decía don Celestino “de esa lengua me echo un taco”.

 Procedieron a vestirse con lentitud, parsimonia y miedo, mucho miedo;   ya se empezaba a oír  el bullicio en el graderío y los acordes de una banda cuando les tocaron la puerta para avisarles que en quince minutos era el “paseíllo”(paseo-presentación de toreros y sus cuadrillas ante el publico), a las cuatro con veinte y cinco minutos ya estaban formados enfrente del ruedo, muy trajeados, muy de luces, y muy pálidos , a las cuatro y  treinta, como marcan los cánones, se abrió el ruedo y se escucharon los acordes de la banda con el pasodoble “sangre y arena”, el alguacilillo(el que encabeza el paseíllo) partió plaza, fue hasta el otro extremo del redondel, saludo al juez de plaza que estaba en la parte superior del graderío y con este saludo el juez otorgo su permiso para iniciar la fiesta, el alguacilillo regreso con los toreros y cuadrillas y todos fueron desfilando por el centro de la plaza hasta llegar a los burladeros del otro extremo de la plaza, los saludos y los gritos no se hicieron esperar, las señoritas aventaban claveles rojos, “los toreros” saludaban discretamente inclinando la cabeza y los que traían “montera”(sombrero) saludaban con ella,  se tomaron dos o tres minutos para estirar los capotes y dar unos pases al aire cuando sonó la corneta anunciando el inicio de la fiesta.

Se abrió la puerta de toriles y al minuto salió con mucha velocidad y bravura un toro saino(negro mate) de 480 kilos ,corniancho(cuernos muy abiertos),  decía Don Jacinto  “como alma que lleva el diablo”,      fue hasta el burladero extremo y le dio unas embestidas, prosiguió corriendo y dio dos o tres vueltas al ruedo buscando pelea, Rogelio se puso más pálido pero no tenia para donde hacerse, camino tres pasos afuera del burladero, saludo al juez con la montera y empezó a citar(llamar) al toro con el capote,  el toro que estaba en el otro extremo del ruedo lo vio y empezó a resoplar y mover sus pezuñas y arranco hacia el torero, Rogelio aguanto la embestida y corrió el capote, el toro siguió de largo, se paro después y se regreso en igual forma, Rogelio volvió a aguantar, aunque se notaba tembloroso, sus compañeros ni la boca abrían, a la tercera embestida el toro no siguió el engaño(el capote) y le pego directamente en el pecho, por fortuna era corniancho,  así que no le clavo los cuernos, nada mas le dio con la frente y Rogelio salió rodando varios metros, la multitud grito de angustia y Don R y sus compañeros matadores se metieron rápido a sacarlo del ruedo porque quedo medio inconsciente,  se lo llevaron hasta las oficinas donde tenían sus ropas y con alcohol trataban de reanimarlo hasta que volvió en si poco a poco, en eso se escucho la corneta del juez indicando que se reanudaba la corrida,  ahí les hablan, dijo Marcial,   Rogelio bastante dolido y compungido dijo “hasta aquí mi amor los acompaño”, me rajo como los meros machos, ya me libre de una cogida fatal,  a ver quien sigue ahora,   se escucho por segunda ocasión la corneta del juez llamando a seguir con la corrida, ni Don R ni los demás dijeron esta boca es mía, todos estaban espantados,  en eso llego el promotor de la corrida a pedirles, exigirles, a ofrecerles más, para que salieran a continuar la corrida,    pero nada los convencía,   “ ya habían visto la cara de la Catrina (la muerte) en los cuernos del toro”,  se escucho el tercer llamado del juez y Marcial dijo se va a poner fea la cosa, pero de una cogida allá en el ruedo a una aquí afuera, prefiero aquí, en eso llego el juez y les dijo “Toreros” si no salen en este momento a cumplir con sus obligaciones, voy a ordenar que los detengan inmediatamente,     Don R le dijo, como quisiera estar en su lugar Sr. Juez  y Anibal   le dijo,   cumpla con su deber, nosotros no vamos a salir,    salió el juez y a los pocos minutos llegaron policías que se llevaron a los “toreros” vestidos de luces a la cárcel municipal, mientras la multitud seguía gritando y chiflando esperando que la corrida continuara.

Ya en la cárcel,  Marcial,  les repetía, se los dije el sábado pero no me hicieron caso,     Rogelio todavía adolorido decía    no creímos que este pinche promotor traería toros de verdad, toros de corrida de la Plaza México,  en fin salimos vivos y nomas revolcados         Don R decía, si salimos de esta para la siguiente vez hay que fijarnos en la letra chiquita y en los cuernos grandes.

Al tercer día los amigos pagaron una fianza-multa y los “toreros” salieron de la cárcel para continuar con sus vidas y listos para la siguiente aventura.

 

CONTINUARA

TARDE DE TOROS

Años después recordarían con mucho humor esa tarde como una más de sus locuras de juventud y de sana diversión.

Las sombras de la revolución ya habían pasado, ahora se necesitaban tardes de luces, tardes de diversión, tardes para olvidar las pesadillas vividas y el olor a muerte y desolación.

La tarde estaba como la marcan los cánones taurinos,  soleada y  sin aire, el graderío fabricado exprofeso estaba lleno, pues el cartel anunciado llamaba la atención en un pueblo como Carral, donde además no había corridas muy seguido;  los toreros todos jóvenes, y aparte dirían las señoritas “buenos mozos” o sea de no mal ver” y  los toros “pues” ahí estaba el problema,  decía Don Crecencio “ el miedo no anda en burro, pero si en los cuernos de los astados”.

La tarde  anterior hubo fiestecita en un lugar llamado el  “Tanerio” donde se reunían las y los jóvenes de la sociedad Carralense  y todo el grupito de “toreros” aprovecharon para placearse  por el lugar , no estaban invitados por que no eran de la “sociedad”  pero decía   Abundio  “nadie nos invito, pero nadie nos dijo que no viniéramos”,  la interrelación entre los y las jóvenes se daba con facilidad y las señoritas se sentían halagadas de platicar con las figuras del toreo del día siguiente, y ellos se sentían importantes y  se pavoneaban y platicaban con todas en los diferentes grupos, había pocas oportunidades como estas, así que había que lograrlas,   a Don R no le faltaban admiradoras y como también era “buen mozo” pos se dada vuelo y al compas de los primeros acordes de “morenita mia” saco a bailar a una señorita de “no mal ver”, después siguieron bailando “júrame “ y por ultimo  “no me olvides” y hasta ahí con esa señorita pues había más a las cuales había que bailar,  Decía Don Nicanor   “no te acabes agua, que todavía me sobra sed”   y  así continuaron su tardeadita hasta que cerca de las 9.00 de la noche se dio por terminada la misma, las señoritas se retiraron con sus respectivos padres, como marcaban los cánones, y los toreros decidieron continuar la fiesta en la cantina de medio pelo(medio pinche o pinche y medio) llamada “ El Paraje” que estaba cerquita en el barrio bravo “del Conejo” , ahí si empezaron a echarse sus cervecitas entre pecho y espalda, porque en el “Taneiro” era pura soda(refresco);    ya después de varias, Marcial que había llegado tarde a la Tardeada comento,   andaba viendo el encierro(los toros) que llego hace rato y no es cosa de juego, están de 450 kilos y mas,     no exageres  le dijo Anibal, cuantas cervezas llevas,  todos se rieron ,  pero Marcial insistió, de mi se acordaran mañana, no son toretes a los que estamos acostumbrados,   dijo Joel al cantinero, sírvele un tequila a este cabrón para que se le pase el susto, las risas y bromas continuaron  y así siguieron dándose animo entre ellos y brindando por la corrida del día siguiente y brindando por las señoritas de la tardeada.

Todos los llamados “toreros” habían crecido y formado como las florecillas salvajes “a la buena de Dios”, o sea a golpes, porrazos y chingadazos de toretes y vaquillas que había en la región, ninguno era profesional en esto, sabían mover el capote,  eran  aficionados con cierta experiencia, nada mas,   decía Don Nicandro “una cosa es el gusto y otra la necesidad” , de una manera u otra venían del campo y ahí les había tocado pastorear, montar, capotear  y  herrar todo tipo de ganado y ahí se habían aventado sus primeros capotazos y ahí les habían dado sus primeros topetazos y sus primeras revolcadas y ya después fueron creciendo y adentrándose mas en esto de los capotazos, pero siempre a nivel de aficionados,  y cuando había oportunidad en algún rancho o en alguna festividad estaban mas puestos que un calcetín para lucir sus habilidades toreriles  y para dejarse ver por las señoritas.

 Dos meses atrás había venido a Carral un promotor Taurino que andaba visitando ganaderías de ganado de lidia en el estado y se dio cuenta que había afición a las corridas,  que había “toreros” que no le costarían mucho y que se podía armar una corridita con buenas ganancias; Contacto a los “toreros-aficionados” y les hizo su propuesta, y estos que estaban ansiosos por figurar, inmediatamente aceptaron sin leer las letras pequeñas,  decía Don Eleazar “ yo pago pa que me alquilen”, así que en un dos por tres se fijo fecha para la corrida.

El Domingo amaneció claro y limpio, “los toreros” se despertaron tardecito pues la noche había estado larga y tempestuosa en “el Paraje”, cada uno en su casa tomo sus alimentos en forma moderada para tener clara la mente y liviano el cuerpo;  alistaron sus trajes, unos de luces, otros tipo matador informal que se usan en festivales,  Don R se vistió de luces, su madre a querer y no le había lavado y planchado el traje que había conseguido, sintió que la taleguilla(pantalón corto) le apretaba y que se notaba todo, pero así era el trajecito este,  al chaquetin le faltaban unos “machos”(borlas que cuelgan de las hombreras), pero ni quien se diera cuenta; cuidadosamente metió todo en un maletín, se despidió de su madre, la cual le echo la bendición por partida doble  y se fue al Santuario de Guadalupe(iglesia) donde se habían quedado de ver para la ceremonia imprescindible del rezo a la Virgen antes de iniciar una corrida, dado que en el lugar de la corrida no había altar.

Ya reunidos todos en la sacristía, el Padre Salustio los encomendó al Señor “ Padre nuestro encomendamos a estos jóvenes a tu protección y cuidado, que salgan sanos y salvos por tu infinita gracia” amen, todos repitieron amen, y dijo el Padre, cada quien en lo personal diga sus oraciones, y todos de rodillas,  en silencio o musitando, con los ojos abiertos o cerrados expresaron sus peticiones “al Eterno” para salir con bien de esta corridita;  este momento era por demás solemne e intimo donde desde  lo más profundo de su ser pedían por su vida, decía Don Aniceto “ en el pedir esta el conceder ”,  al final el Padre los roció con agua bendita y les dijo ahí los veo en la plaza y que el espíritu santo los acompañe.

Llegaron a la plaza y antes de empezar a vestirse, dijo Rogelio, vamos a echarle un vistazo a los toros; eran ocho toros, seis para la corrida y dos de repuesto por si alguno se lastimaba, ya estaban separados en forma individual para evitar que se pelearan entre si; se arrimaron al primer corral, se asomaron por las rendijas y se escucho un “ah cabrón, están muy grandes” se empezaron a ver entre si y volvieron a ver el toro como dudando,    Marcial les dijo,   se los dije ayer cabrones, pero no me hicieron caso;  Don R dijo vamos a ver los demás   y toro que veían, misma exclamación que proferían; dijo Abadias “ hay que rajarnos”  “como chingaos nos vamos a rajar” , ya viste que esta a reventar el graderío,    contesto Rogelio, “como chingaos no”, no estas viendo que nos va a cargar la chingada y ni el agua bendita nos va a salvar;  se metieron al cuarto donde tenían sus trajes a seguir la discusión, cuatro de plano no querían y Don R y Rogelio dudaban, pero decían que si, a final de cuentas Rogelio les digo, vamos a entrarle, yo voy por delante y van a ver que no nos pasa nada, vamos a cortar orejas y rabo, Decía don Celestino “de esa lengua me echo un taco”.

 Procedieron a vestirse con lentitud, parsimonia y miedo, mucho miedo;   ya se empezaba a oír  el bullicio en el graderío y los acordes de una banda cuando les tocaron la puerta para avisarles que en quince minutos era el “paseíllo”(paseo-presentación de toreros y sus cuadrillas ante el publico), a las cuatro con veinte y cinco minutos ya estaban formados enfrente del ruedo, muy trajeados, muy de luces, y muy pálidos , a las cuatro y  treinta, como marcan los cánones, se abrió el ruedo y se escucharon los acordes de la banda con el pasodoble “sangre y arena”, el alguacilillo(el que encabeza el paseíllo) partió plaza, fue hasta el otro extremo del redondel, saludo al juez de plaza que estaba en la parte superior del graderío y con este saludo el juez otorgo su permiso para iniciar la fiesta, el alguacilillo regreso con los toreros y cuadrillas y todos fueron desfilando por el centro de la plaza hasta llegar a los burladeros del otro extremo de la plaza, los saludos y los gritos no se hicieron esperar, las señoritas aventaban claveles rojos, “los toreros” saludaban discretamente inclinando la cabeza y los que traían “montera”(sombrero) saludaban con ella,  se tomaron dos o tres minutos para estirar los capotes y dar unos pases al aire cuando sonó la corneta anunciando el inicio de la fiesta.

Se abrió la puerta de toriles y al minuto salió con mucha velocidad y bravura un toro saino(negro mate) de 480 kilos ,corniancho(cuernos muy abiertos),  decía Don Jacinto  “como alma que lleva el diablo”,      fue hasta el burladero extremo y le dio unas embestidas, prosiguió corriendo y dio dos o tres vueltas al ruedo buscando pelea, Rogelio se puso más pálido pero no tenia para donde hacerse, camino tres pasos afuera del burladero, saludo al juez con la montera y empezó a citar(llamar) al toro con el capote,  el toro que estaba en el otro extremo del ruedo lo vio y empezó a resoplar y mover sus pezuñas y arranco hacia el torero, Rogelio aguanto la embestida y corrió el capote, el toro siguió de largo, se paro después y se regreso en igual forma, Rogelio volvió a aguantar, aunque se notaba tembloroso, sus compañeros ni la boca abrían, a la tercera embestida el toro no siguió el engaño(el capote) y le pego directamente en el pecho, por fortuna era corniancho,  así que no le clavo los cuernos, nada mas le dio con la frente y Rogelio salió rodando varios metros, la multitud grito de angustia y Don R y sus compañeros matadores se metieron rápido a sacarlo del ruedo porque quedo medio inconsciente,  se lo llevaron hasta las oficinas donde tenían sus ropas y con alcohol trataban de reanimarlo hasta que volvió en si poco a poco, en eso se escucho la corneta del juez indicando que se reanudaba la corrida,  ahí les hablan, dijo Marcial,   Rogelio bastante dolido y compungido dijo “hasta aquí mi amor los acompaño”, me rajo como los meros machos, ya me libre de una cogida fatal,  a ver quien sigue ahora,   se escucho por segunda ocasión la corneta del juez llamando a seguir con la corrida, ni Don R ni los demás dijeron esta boca es mía, todos estaban espantados,  en eso llego el promotor de la corrida a pedirles, exigirles, a ofrecerles más, para que salieran a continuar la corrida,    pero nada los convencía,   “ ya habían visto la cara de la Catrina (la muerte) en los cuernos del toro”,  se escucho el tercer llamado del juez y Marcial dijo se va a poner fea la cosa, pero de una cogida allá en el ruedo a una aquí afuera, prefiero aquí, en eso llego el juez y les dijo “Toreros” si no salen en este momento a cumplir con sus obligaciones, voy a ordenar que los detengan inmediatamente,     Don R le dijo, como quisiera estar en su lugar Sr. Juez  y Anibal   le dijo,   cumpla con su deber, nosotros no vamos a salir,    salió el juez y a los pocos minutos llegaron policías que se llevaron a los “toreros” vestidos de luces a la cárcel municipal, mientras la multitud seguía gritando y chiflando esperando que la corrida continuara.

Ya en la cárcel,  Marcial,  les repetía, se los dije el sábado pero no me hicieron caso,     Rogelio todavía adolorido decía    no creímos que este pinche promotor traería toros de verdad, toros de corrida de la Plaza México,  en fin salimos vivos y nomas revolcados         Don R decía, si salimos de esta para la siguiente vez hay que fijarnos en la letra chiquita y en los cuernos grandes.

Al tercer día los amigos pagaron una fianza-multa y los “toreros” salieron de la cárcel para continuar con sus vidas y listos para la siguiente aventura.

 

CONTINUARA