Los Cristeros

“Santo Cristo de los desprotegidos” , apiádate de las almas de estos  pobres cristianos que pagaron con su vida la devoción y la fe a ti y a tu santo reino,    Doña Catita  musito esta oración, se persigno delante de tres “cristianos”  que estaban colgados en unos  postes cerca de la Plaza principal  y siguió su camino hacia el mercado,  pues había que comer también,  decía Doña Leonora “ no nada más hay que alimentar el alma con rezos y novenas, el cuerpo pide lo suyo también”.

Época de fuerte  convulsión para la república por el pleito entre el Supremo gobierno federal y la iglesia o ciertos sectores de la misma, y en medio de los dos, “pues” varios miles de feligreses dispuestos a morir por su causa.

 Tiempos  de andar con “el Jesús en la boca”, pero con la boca tapada para que muchos no vieran  la devoción de la fe pues  eso podría acarrear que le pusieran una soga en el pescuezo y no de adorno precisamente, sino muy tirante  pa arriba.    

La vida en Carral no era tranquila precisamente, sus habitantes de alguna manera padecían  los  efectos de esta época de guerra cristera  y temían  que en algún momento  “los soldados “  los pescaran y colgaran por apoyar o por creer que apoyaban a los Cristeros o simplemente por creyentes o namas por cabrones, o namas por chingarlos.

Don R y Salustio  venían de la estación del tren rumbo a la “Tilla de grado”, que estaba enfrente del Santuario de la Virgen de Guadalupe que en esos días estaba cerrado por prohibición del gobierno, pero que lo  abrían a escondidas para que los fieles echaran sus reza ditas ,  decía doña Azucena  “hay que pedir con devoción para que el Eterno nos preste mayor atención” , en el camino vieron varios cristianos colgados en los postes, escena común en esos días pero no por eso menos impresionante  y  para su mala suerte se toparon con una partida de soldados que nada mas los vieron y les echaron los caballos encima, los arrinconaron contra la pared y el sargento empezó a interrogarlos   ” a donde van cabroncitos” al templo?   O van a dejar alguna cooperación para los cristeros o ustedes son cristeros   ¿  porque se me hace que de este día no pasan y tampoco creo que los reciban en el cielo,     todos los soldados reían de las ocurrencias de su sargento,      alguno dijo,  vamos a quebrárnoslos sargento,  para que les sirva de escarmiento a los demás,    Salustio y Don R estaban pálidos y mudos, no veían como zafarse de los federales,   el sargento le pregunto a Salustio    tu crees en Dios y en la virgen ¿     nnno  no señor,  yo soy ateo   respondió Salustio dudando,       se me hace que me estás diciendo pinches mentiras cabron y a mí no me gusta que me vean la cara de pendejo,     a ver José y Pedro llévense a este cabron al rio a ver que más les cuenta,     Sujetaron a Salustio que empezó a tratar de zafarse y empezó a gritar que lo perdonaran,  que tuvieran clemencia, que estaba casado, pero de cualquier manera se lo llevaron en rastras,    dijo el sargento   muy machitos, muy machitos pero lueguito se fruncen,  decía  Don Elías “ con  lumbre, pos te arrimas, pos te quemas”,  y dirigiéndose a Don R le dijo  y tu cabron crees en Dios y la virgen ¿   si señor, si creo,  contesto Don R     no te oí bien,   repite lo que dijiste     le comento el sargento     que si creo, que no soy ateo,  repitió  Don R,     este si tiene huevos    les comento el sargento a sus hombres   y todos  se rieron,    y a donde chingaos  ibas,  pregunto el sargento     a trabajar aquí a la “Tilla de Grado”    contesto Don R,    mira mira,  que pinche coincidencia  y  si te llevo al negocio ese,  no te van a negar tus patrones ¿    le pregunto el sargento      si quiere vamos para que lo  compruebe  usted mismo    contesto Don R     está bien, está bien, no creo que digas mentiras y aparte tienes de  Estos para sostener en lo que crees,     por esta vez la libraste de saludar de mano a tu Dios,   lárgate lo más rápido que puedas antes que me arrepienta       digo el sargento     ah! y de tu compañero ni lo busques, ya se lo trago la tierra,  y riéndose todos se subieron a los caballos y siguieron su camino. 

Aunque las piernas le temblaban Don R se fue caminando rapidito rapidito  sin mirar para atrás, voltio los ojos hacia arriba y musito,    ahora si literalmente me salvaste Diosito,   entro a la “Tilla de Grado”  y Juanita que estaba en la caja en la entrada     le comento    hasta parece que viste al diablo cerquita   R  estas pálido,  pues al diablo no,  pero si a algunos de sus ayudantes,     contesto  Don R.

 

CONTINUARA