Después de haber tragado, no comido, dado que ya llevada dos días a medio comer, se sentó a la sombra de un vetusto álamo en el rio que ya refleja varias décadas de existencia pero que no negaba su generosa sombra y su cobijo a aquellos que buscaban protegerse del fuerte viento, “Don R” pensó que había sido afortunado de haber conseguido la chambitade cargar la Foringa del Sr. Nemesio que le urgíasalir para Tuárez(la frontera con USA) para que no lo agarrara la noche en el camino, pues todavía quedaban bandas sueltas que chingaban al que podían y a veces hasta los mataban por aquello de que ¡el mejor testigo, es el testigo muerto!.
Esa chambita le consiguió unos pesos para ir a la fonda donde Doña Castulita, queera la cocinera en un deschistado pero muy económico lugar apropiado para muertos de hambre y personas “sin perro que les ladrara” o “mujer que los llorara”, y Doña Castulita aparte del magro alimento, les brindaba una que otra palabra que hacía que el cristiano cliente sintiera cierto calor humano y no se perdiera en la inmensidad del desamparo y la soledad.
Pidió “Cocido y frijoles del olla”, las tortillas eran el complemento obligado para rellenar la tripa y lo glorioso era que corrían por parte de la casa y hasta cierto punto, no las daban contadas, mientras el comensal no abusara de esta pequeña concesión.
Más que Cocido, lo que se servía era un plato hondo de barro con dos o tres huesos sin restos de tuétano, con algunos muy contados pedazos de carne grasa con pellejoo más bien pellejos salpicados de carne grasa, que con el hervor del cocimiento le daban al caldo un sabor agradable y muy reconfortante, máspor la sensación agradable de algo caliente en la panza que por su calidad alimenticia.
Con los frijoles de olla no había falsedad ni mentira, “lo que es, es “ pensaba “Don R” y los frijoles cocidos con una embarrada de manteca de puerco y dos dientes de ajo adquirían sabores y proporciones mágicas; al acabar no tuvo ningún empacho en tomar el plato con ambas manos y sorber ruidosamente hasta la última gota del preciado platillo.
Pues bien, como decía el, “panza llena corazón contento” y a la sombra del frondoso álamo yprendiendo un cigarro marca “Faros” , que por cierto ya se habían hechofamososporque el General Tilla antes delfusilamientode los traidores a la revolución, les concedía un último deseo antes de pasar al otro mundo, y ese deseo era fumar un cigarro “faros” ymás que querer saborear un cigarro, estas victimas de juicios sumarios instantáneoso del¡mátenlos en caliente!, lo que querían era saborear unos instantes más de vida sobre la faz de la tierra o que en el último instante ocurriera un milagro o que el feroz caudillo se apiadara de su infeliz existencia; por eso cuando la gente preguntaba por fulanito y este ya había muerto, la respuesta era ¡ ya chupo faros! O sea ya estaba muerto.
Con las primeras bocanadas de humo Don R sentiaeldeseo de salir de esa precaria situación en la que vivía el y toda su familia, el era el mayor de una numerosa familia cuyo padre le había tocado “irse a la bola”(la revolución) y había dejado a su familia a la “buena de Dios”. Habian emigrado a Carralpara buscar algún trabajo con que mantenerse el y su familia, perohasta ese dia, solo incertidumbre que estrujabael corazón y aprisionaba el alma.
La época era muy dura desde todos puntos de vista, ; saliendo de una revolución civil que duro varios años y sangro al país conmiles de muertos en aras de una sociedad mejor que brindara “condiciones socioeconómicas justas a todos por igual”, comodecía el candidato del partido oficial de las próximas eleccionesy aparte de todo esto; que no era poco, el general invierno (frio extremo) extendía su manto frio y mortal para el que se descuidara , que hasta ” al general Napoleón Bonaparte fue derrotado enWaterlu por el frio”, decíael peluquero Onésimo, que presumía de cierta cultura porque sabía leerde corrido una página completa y gritaba para que cerraran la puertade su modesta peluquería y no entrara el viento frio porque “estaba aleando la grulla”.
Así queDon R terminando su cigarro se dijo a si mismo, “hay que entrarle al toro, ”porque más cornadas da el hambre” y su madre y lapipiolera(el resto de la familia) esperaban que algo lesdiera, que sumado a lo que ella sacaba lavando ropa ajena de gente acomadada, completaría para medio dar de comer a su numerosa familia.
Se cerrohasta el cuello como pudo su media chaqueta para protegerse del feroz vientoque hacia que bajara más la temperatura y se colaba por todas partes, dejándolecoloradasy rígidas nariz y orejas, se apretó su medio sombrero a la cabeza y se encamino al comercio de Don Genancio para insistir en un empleo que fuera constantey le garantizara una entrada fija, aunque ya sabía que el comerciante español era no muy desprendido con los dineros y solía pagar en abonos a sus proveedores, cuantimás a sus empleados, pero “pior es andar suelto y con muchos lobos hambrientos alrededor, así que conseguir esa chambita sería una bendición del Eterno.
Don Genancio había llegado a la ciudad hacía 20 años, atraído por comentariosque llegaban a la Madre Patria, a Barcelona, que en una región del norte de México, abundaban el oro y la plata y si bien su oficio no era minero, si sabía de comerciar y pensó en buscar fortuna en tierras que sonaban más promisorias que su ciudad natal que a últimas fechas se estaba descomponiendo. Su meta era llegar a Tihuahua, pero debido a que el camino llegaba primero a Carral, dada su situación geografica, se quedo unos días a conocer la ciudad y vio que “habíamovimiento muy interesante” y se dijo a sí mismo, nada pierdo con probar un tiempecito en esta tierray ya después la Virgen de la Macarena me dira que hacer.
CuandoDon Rllego al Girasol Alegre, la tienda de Don Genancio, este se encontraba en el mostrador más que repelando, mentando madres porque Tomas, un empleado medio perezoso, ¡que le pesan mucho los cojones! Decía el español, había roto una caja con bombillas para lámparas de petróleo y eso determino que se saliera de sus cabales, porque¡ pues cual utilida va a haber de esta manera! Así que iracundo lo corrió en ese momento diciéndole, si vuelves a poner un pie en esta tienda será para traerme un abono de lo quevoshabéis roto ¡ Imbécil ¡ .
Don Genancio lo vio entrar porque en eso momento salía Tomas apresuradamente con la cola entre las patas, y le dijo “chaval “ si vienes a buscar trabajo, ya lo has conseguido, lo difícil va a ser que lo mantengas porque primero hay que fregarse el lomo y sudar el jersey para recibir unos centavos a cambio y sin pensar en horarios y descansos!, ¡Por la Virgen de la Covadonga!, como crees que yo me hice de algunos pesillos.
En ocasiones anteriores le había dado chambitas ocasionales cuando el trabajo se le acumulaba, y ya había notado que ¡Don R! era listillo, responsable, puntual y sabía algo de manejar el lápiz también, así que no vacilo en darle el empleo, para el, era otro chaval más, pero para Don R era un milagro que la virgen de Guadalupe le había concedido gracias a los rezos de su madre.
Don Rsin mostrar sorpresa ni alivio en su rostro le dijo, Don Genancio si usted sabe mandar, yo se obedecer, si usted me tiene confianza, yo soy de fiar: claro, claro, dijoDon Gen, pero empieza ya que tengo un pedido retrasado que tengo que mandar a la sierra , ayúdalepor lo pronto a la niña Violeta y por nuestro Santo Cristo no hagas trastadas con las bombillas. y así sin más preámbuloDon R empezó a trabajar en el Girasol alegre, lo que marcaria su vida para siempre.
Continuará......