Uno oía entre sueños una voz que decía, “ a levantarse, a levantarse muchachitos (itas)”, y luego la voz se perdíay volvía uno al mundo cómodo del sueño, un rato después la voz regresaba más fuerte, más real, como si fuera estereofónica, diciendo, “pues a que hora se van a levantar”, acompañada de una sacudida en los pies o un descobijamiento, y eso significaba que ya no había tiempo para más sueños o mas flojera; diría Don Chente “ no estaba el horno pa bollos”, había que levantarse y vestirse inmediatamente, no había bañada de por medio, afortunadamente, nada más como los gatos, agua salpicada en la cara para quitar la modorra, eran las seis o seis treinta de la mañanamas menos, no había grandesvelada de la noche anterior, pero a esas edades la levantada era como si fueran las cuatro o cinco de la mañana.
Una vez pasado el berrinche de la “levantada” los muchachitos(itas) salían corriendo detrás de “Don R” y “Doña Ch”, que ya se habían tomado su “cafecito o té”” yya iban encaminados hacia la huerta; al salira la calle, lo primero que sentía uno era una leve brisa refrescante, se veía uno que otro charco de la lluvia del día anterior y ya había suficiente claridad diurna, con estos detalles empezaba uno a salir de la somnolencia. el recorrido no era muy largo y en esas calles terrenales sin pavimentar se hacía más ligero, pasábamos enfrente de la tortillería donde ya tenían el nixtamal a punto para empezar la producción de tortillas, (nixtamal viene del náhuatl-nextli-cenizas de cal y de tamalli-masa de maíz cocido; el maíz se pone a hervir y se le agrega algo de cal con la finalidad de quitarle la cascara(hollejo) al maíz y poder procesarlo), más adelante estaba la parada delvetusto camión de pasajeros que recorría los caminos agrestes y solitarios hasta llegar al pueblo de San Juan de Heredia, muchos kilómetros arriba, que en esos momentos estaba a punto de iniciar su polvoriento recorrido por aquellos caminos de Dios.(seguros, aquellos días, hoy ni pensar andar por esos rumbos, ni por estos)
Los “buenos días” eran obligados y se decían con gusto y así se recibíande la gente con que uno se topaba, era temprano en la mañana, pero en un rancho pueblo o en un pueblo rancho, las actividades empezaban a moverse desde esas horas.
También en el camino, cruzábamosla “sequía” que rebozaba de agua corriente y fresca y que siempre era estimulante verla porque ya sabía uno que esa agua estaba destinada a producir cosechas ytambién aponer verde la vida y el horizonte.(nada como ver un inmenso campo de maíz a punto de cosecharse, porque ver ese mismo campo seco por falta de agua, diría Don Ramón “estruja el alma y el espíritu se encoge”). “La sequía” también siempre fue un reducto inmenso de distracción, para jugar, para divertirse, para soñar; con simples fichas que ponía uno a flotar y simular que eran barcos o para poner tablas que la atravesaran y jugar al equilibrista o bien, atrapar uno que otro tiburón (pescadito) perdido, o para salpicar o mojar a hermanos, primos o amigos.
Casi enfrente de la huerta estaba un pequeño establo que a esa horas ya había terminado la ordeña matutina, la cual empezaba a las cinco de la mañana y ya los clientes empezaban a llegar con sus botes a recoger la leche para el almuerzo. ( directo el producto del productor al último consumidor, “si señor”)
Al llegar a la huerta (un rectángulo de 100m x 50m de adobe con una barda de tres metros de altura mas menos) abría la puerta e ingresaba uno por un cuarto que se utilizaba para guardar todo tipo de herramientas y equipo requerido para las muy diferentes labores que ahí se efectuaban, desde escaleras, equipo para podar los árboles, mascaras para sacar miel de los panales, azadones, talachos, hasta equipo de fumigación; saliendo de ese cuarto entraba uno a la antesala del paraíso, un área no muy grande de matas de hierbabuena, pero como que habían crecido en forma natural, no sembradas, las matas medíanunos 50 centímetros de alto, tenían en sus hojas todavía el rocío santode la mañana y su olor impregnaba todo el aire de ese lugar; así que con estas plantas de hierbabuena empezaba una degustación muy terrenal, pues comíamos varias hojas de estas con todo y rocío; el sabor natural y frescode la hierbabuena nos llegaba hasta el hipotálamo; En un costado de donde estaban estas plantas, había varios cajones de madera(panales) preparados para que las abejas fabricaran sus pencas de miely a esas horas ya las laboriosas abejas zumbaban por todas partes en su eterna misión de polinización y si uno se ponía nervioso y hacíamovimientos rápidos, podía ser blancode sus dardos que causaban algo de dolor e hinchazón, pero si uno era alérgico al piquete de las abejas, como “Don R”, el peligro era grande, serio y podía ser hasta mortal, en pocas palabras, diría Don Fermín, “no hay que agitar la vitachera”
Siguiendo el recorrido hacía el fondo de la huerta nos topábamos primero, con árboles de manzanas verdes y rojas, (red deliclous, y golden delicious) y “Doña Ch” nos recetaba el “one Apple today…..”, se elegía para comer una u otra, porque el menú por delante era muy extenso, después estaban los árboles de ciruelos rojos, (Spring Satin) carnosos y dulces y más delante estaba un árbol grande de ciruelas amarillas (Shiro Plum) cuya producción era inmensa, no eran carnosas como las rojas, pero su sabor era dulcísimo, “Doña Ch” les decía” gotas de miel”, y no había una Eva que las ofreciera para comer(Eva la del paraíso) pero no sepodía resistir latentación de comerse varías, aunque a veces se pagaba el pecado con intensa fluidez estomacal.
Continuando la ruta hacía el fondo de la huerta se veían los colores rojos/amarillos mezclados y atenuados delas nectarinas(Royal Giant) y de los duraznos(Red Haven), la nectarina suave y dulce y el durazno, prisco, no tan suave, ni tan dulce, pero de inigualable sabor; la travesía continuaba, obviamente guiados y con comentarios instructivos de “Don R” y comentarios aprobatorios de “Doña Ch”; llegábamos al área de los árboles deperas, había de tres clases, pera piedra(Bartlett), pera mantequilla(Honey Sweet) y peras de Chita(Maxie pear); la pera piedra, dura como su nombre, pero muy blanca y jugosa, la pera mantequilla, medio amarilla, pero con una suavidad y dulzura que se derretían en la boca y por último las peras de Chita, cuyo nombre tubo origen(no tengo la certeza) cuando “chita” (la tía Chita del Paso Texas, para los sobrinos) andaba en una ocasión en la huerta y le pregunto a “Don R” que tipo de pera era esa, y como era una variedad nueva que no conocía “Don R” y que probablemente se la habían mandado por equivocación de la Stark Bross de los Angeles California(empresa dedicada a vender árboles), le dijo a Chita, “desconozco esta variedad de pera, pero la vamos a bautizar con tu nombre ”, era una pera café obscura, chica, diría Don Apolinar “que cosa”, pero suave de carne, muy dulce y jugosa.
A esta etapa del recorrido ya llevábamos “algunas degustaciones”, o más bien, ya nos habíamos comido, tragado y saboreado bastantes frutas, y la mata seguía dando porque la siguiente parada era en un árbol chaparrón de persimonio (yates american persimmon), rojo pálido, muy carnoso y bastante dulce, aquí compartíamos uno entre todos, y a la vista y cerca ya estaba la pared del fondo de la huerta, en donde varias, grandes y altas nopaleras estaban cargadas de tunas(verdes) nativas de la región.
El comertunas implicaba varias tareas de preparación para dicho propósito; “Don R” se acercaba a un árbol de membrillo en plena floración y cortaba una rama delgada y fuerte ycon su navaja suiza roja que llevaba para esas ocasiones, le sacaba punta hasta dejarla como flecha, y por otro lado también cortaba algunos manojosde hierba verde silvestre; ya con estas dos herramientas preparadas, procedía a tomar un palo largo con un bote de lámina en la punta, previamente habilitado, el cual acercaba a las tunas que estaban en la parte alta de la nopalera, presionaba las tunas con el bote de lámina, afilado de sus bordes, hasta que dicha tuna caía en el bote, así sucesivamente hasta tener tunas para todos, acto seguido se vaciaban las tunas del bote, obviamente sin tocarlas, pues si eso pasaba te quedaba la mano espinada, diría “Doña Remigia “ “como Santo Cristo “por el resto del día; con los manojos de zacate, “Don R” les daba una pasada a las tunas para medio quitarles las espinas y luego procedía a ensartar con la vara de membrillo afilada una tuna para con su navaja cortarle primeramente los extremos de la misma, después hacia una incisión superficial a lo largo del cuerpo de la tuna y con la hoja de la navaja levantaba la cascara de la tuna, de manera que el cuerpo carnoso de la tuna quedaba a la vista y liberado y le decía a uno de sus muchachitos(itas) que la tomaran, y así sucesivamente con las demás tunas; de cualquier manera además de tunas siempre había una que otra espina para todos, para lo cual las pinzas de cejas eran muy útiles en la extracción de las mismas.
Ya de regreso a la puerta de salida, pasábamos por dos o tres surcos de maíz, que tenían elotes grandes y frescos, de los cuales cortábamos varios para llevarlos a la casa y que “Don R” los pusiera a “tatemar”(cocer con todo y sus hojas, directamente en las brasas o con leña) para comerlos después del desayuno; en estos surcos años atrás había estado sembrado el “perejil chino”, ahora había maíz y otras verduras.
Loingerido en este recorrido, era una orgía frutal, por los sabores, olores, ycolores de todas y cada una de las diferentes frutas, era darse una pasadita por el paraíso terrenal, sin víboras, sin Evas y sin Adanes, era una fiesta para los sentidos del olfato, del tacto, del gusto y de la vista.
Después de este leve coctel frutal y ya de regreso en la casa, seguía el desayuno que preparaba “Doña Ch”( en estufa de leña), de varios tiempos, que implicaba, el primertiempo , jocoque chopeado con tortilla de maíz hecha a mano y avena o cereal con leche del clavel o plátano, el segundo tiempo, huevos fritos con chorizo o barbacoa o jamón o chile pasado, el tercer tiempo, frijoles y el último tiempocalabaza en Tacha y los ya mencionados elotes tatemados, y todo mundo delgado, ligeroy sin preocupaciones de dietas o colesterol ocosas por el estilo.
Esto ocurría, los trayectos de ida/venida y la degustación frutal en la huerta, en un lapso de tiempo de hora y media, porque a las ocho de la mañanaempezaba el desayuno y a las nueve se iniciaba la jornada de trabajo.
Este era el inicio de una mañana de un día común y corriente de verano, pero ni tan común ni tan corriente, era un inicio de día en familia con “Don R y con Doña Ch”, casi nada.
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