Vuelo en parashute

VUELO EN PARASHute

“WATERSKY”  “PARASHUTE” gritaba el lanchero y más bajito gritaba  “Shoot  to the moon”  al ir recorriendo Playa Dorada,    un hermano le preguntaba al otro    que es eso de “shoot to the moon”    al rato te dijo,    le contesto el otro.

Era Verano, veranito, y Don R lo aprovechaba para vacaciones en Puerto Vallarta  con algunos de sus hijos ya creciditos, Acapulco ya era conocido, así que ahora habían llegado por  tierra a conocer este bello puerto que se había hecho de fama internacional cuando Richard Burton y Liz Taylor habían filmado “la noche de la iguana” años atrás  y les gusto tanto que después regresaron   a comprar casa para seguir disfrutando de su tórrido e infiel romance, decía don Elías “a quien le dan caricias que haga gestos”.

El puerto tenía su encanto muy particular, entre nubes,  enclavado en las montañas, mucha vegetación, incluidas buganvilias en los balcones de las casas que le daban un gran colorido y contrastaban con el verde de la selva, calles empedradas, que don R dijo    “están mejor que en Corestes, allá tenemos pura tierra”, las casas con techos de tejas rojas,  playas para todo tipo de gustos,  la temperatura entre veinticinco y treinta y tres grados, de comer ,mariscos, pescados y frutas para cualquier tipo de paladar, decía don Ateneo “pa cualquier animal, aunque tenga el hocico muy picudo” así que más se podía pedir.

Don R y su familia llegaron un sábado ya noche, se registraron en el  Hacienda de Vallarta y como ya era tarde se recluyeron a sus habitaciones; al día siguiente siguiendo su costumbre, Don R se levantó temprano, se echó su caminada por la playa viendo salir el sol y se dio un  leve chapuzón en el mar; después  fue a despertar a los hijos para desayunar, porque Doña Ch ya estaba casi lista; desayunaron sin prisa en el hotel, extasiados por la vegetación y las buganvilias    Don R comento   me recomendaron un restaurant para desayunar y comer que se llama “La Palapa”, vamos a caminar-conocer al malecón y ya a medio día nos echamos la comida ahí,   ” pescado en el desayuno, ni que fuera tiburón”.

Al andar caminando por el malecón obligado era hacer compritas y como a la vista de Doña Ch pocas cosas escapaban, vio no lejos la torre de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe que en lo mero alto tenía una gran corona muy particular,  en eso se oyeron campanadas del llamado a misa así que comento    ya que andamos  por aquí y es domingo cumplamos con nuestra obligación principal de ir a misa antes de cualquier otra cosa, primero la obligación, después la diversión, acompáñenme muchachitos; después de la misa se tomó su tiempo para recorrer la iglesia que revestía caracteres dorados por todas partes y luego comento     ahora si  hagamos lo que ustedes quieran     Don R dijo   ya hace  hambre  vayamos a “La Palapa”.

“La Palapa” estaba a la orilla del mar y su vista era fabulosa, se ubicaba en la famosa  Playa de los muertos, se instalaron en una mesa y Don R pidió bebidas, un whiskito para el, y el menú para ordenar la comida; pidieron de todo, en particular Doña CH que amaba  el pescado pidió un “pescado zarandeado; mientras esperaban la comida, echaban traguito y contemplaban embelesados el mar, el constante ir y venir delas olas, la inmensidad del  agua llena de misterios , el fin del horizonte que se juntaba con el mar,  las lanchas con gente esquiando,  otras lanchas remolcando paracaídas y muchos vendedores en la playa que irrumpían un poco con sus gritos  la tranquilidad del día; llegaron los alimentos y todos se pusieron a saborear su banquete, en especial  Doña Ch con su pescado zarandeado que tenía más espinas que un puerco espín, pero ella era experta,  saboreaba cada bocado y no se chupaba los dedos porque su educación no se lo permitía, decía “ para comer pescado y decir mentiras hay que tener mucho cuidado” y me preocupan ustedes muchachitos que muy bien no saben comer pescado, entonces que tal con las mentiras; los hermanos se volteaban a ver entre si y se sonreían pícaramente.

Se terminó la comida,  la playa era una invitación abierta y como traían los trajes baño se fueron a una palapita en la playa, Doña Ch dijo    acaban de comer,  no se pueden meter al agua ahorita, tienen que esperar cuando menos una hora de reposo,    en eso se oyó lejano  el grito  de  WATERSKY, PARASHUTE, shoot to the moon,  y luego se oyó más cercano,  Don R estaba contemplando un lancha arrastrando un paracaídas cuando se le acerco el lanchero y le dijo     “anímese Patroncito” le hago precio, no creo que quiera esquiar, pero que tal un vuelo en paracaídas   Don R se sonrió le dio un pequeño trago a su whisky y oyó la voz de Doña que decía     ni se te ocurra R, ya no tienes edad      Don R volvió a sonreír,  voltio a ver a su hijo menor y le dijo   si tú te subes, yo me subo después       el hijo menor no tenía contemplada esta opción de diversión  así que lo agarro por sorpresa, no supo que decir, no se hacía trepado allá a medio cielo, pero voltio a ver el paracaídas flotando en el horizonte, voltio a ver a su padre y sin pensarlo más como aceptando el reto dijo     le entramos     Don R le dijo al lanchero     ahí va este por delante    el lanchero le hizo señas a una lancha cercana que se arrimara a la playa mientras le ponía el arnés del paracaídas al hijo de Don R, se aseguró que estuviera bien enganchado ,  le paso el cordón a la lancha hasta que estuvo tirante,  luego abrió el paracaídas para que empezara a recibir aire e inflarse, ya cuando se inflo le dijo al hijo de Don R     la lancha va empezar a avanzar,  no te resistas, tu avanza con ella unos pasos , luego te vas a elevar  y a disfrutar, no te preocupes al regreso aquí te cachamos.

Decía don Agamenon “ no tengo miedo, namas  honda precaución”  el corazón le latía a muchas revoluciones por minuto, dio unos pasos como le dijo el lanchero y en un instante el hijo de Don R  ya estaba en el aire,  rápidamente llego a la máxima altura, había mucha calma y tranquilidad allá arriba,  la sensación de peligro empezó a desaparecer, el corazón empezó a latir a su ritmo normal, la lancha avanzaba lentamente, el paisaje era increíble, el viento suave y acariciante, pasaban gaviotas y pelicanos volando cerca, allá abajo los humanos se veían chiquitos, había sensaciones de libertad, de cercanía con el Eterno, de ir flotando, no había el mínimo temor,     continuo el viaje,  la lancha dio un circulo muy amplio y se acercó al punto de partida, disminuyo la velocidad,  el paracaídas fue descendiendo lentamente ,  el viento soplaba en dirección a  la playa, así que el aterrizaje estaba controlado, los humanos se hicieron de tamaño real otra vez y ya lo esperaban facilitando su llegada, sus pies tocaron tierra y por fin se detuvo, el lanchero le quito el arnés  y le pregunto       como estuvo     con ganas, déjeme le mando otro cliente,   Don R estaba sonriendo con su whisky en la mano cuando su hijo se le paro en frente     Don R se tomó de hilo todo el whisky y dijo pues ahora me toca a mí  y se dirigió con el lanchero mientras Doña Ch  en vano le decía adónde  vas  R, R,  no estés bromeando          el lanchero se puso a hacer su trabajo y en un santiamén Don R estaba en el aire y Doña Ch musitando oraciones al Eterno para que le cuidara a su marido; la lancha hizo el mismo recorrido,    mientras  un hermano le volvió a preguntar  al otro que es  shoot  to the moon y el otro le contesto    algo que te lleva a volar sin paracaídas       al tiempo regreso  Don R y piso tierra sin ningún percance,  le quitaron el arnés, su hijo se acercaron y uno le pregunto     cómo le fue Papa                y Don R con una sonrisa más amplia contesto            “ a todo meter”

 

CONTINUARA